Director de cine filipino. Perteneciente a una familia humilde, Brocka se formó en la Universidad de Manila.
Sus primeros pasos no se encauzaron hacia el mundo profesional, pues la fuerte impronta religiosa que le había dejado su madre, maestra de escuela, se manifestó a través de su actividad como misionero mormón. Viajó a Hawai y allí permaneció dos años, ayudando a una colonia de leprosos.
Luego viajó a los Estados Unidos y prosiguió su actividad religiosa en San Francisco, ciudad que por entonces registraba un pujante movimiento cultural. Paulatinamente se aficionó al teatro y acabó participando como actor y director en numerosos montajes, dentro y fuera de su país. Con ese bagaje, fue elegido jefe de la Philippine Educational Theatre Association, entidad que le puso en contacto con las diversas vertientes del mundo del espectáculo
Cuando debutó en el cine, se incorporó a la llamada Nueva Ola de cineastas filipinos, decididos a mejorar los contenidos de la cinematografía local. Recordando los contenidos de los melodramas españoles e italianos que viera durante su juventud, Lino Brocka se ciñó inicialmente al género folletinesco, pero atendió siempre en sus guiones a las inquietudes de los más desfavorecidos
Los buenos resultados iniciales lo animaron a fundar una compañía de producción, Cinemanila, cuya quiebra, ocurrida en 1977, endeudó de tal manera al director que éste tuvo que pasar la siguiente década pagando a los acreedores. Su película Insiang se presentó en 1978 en el Festival de Cannes, y las buenas críticas recibidas propiciaron que Brocka fuese ganando prestigio en su país, a tal extremo que fue elegido presidente del Director´s Guild of the Philippines en 1980.
Fotograma de Insiang (1978)
Por desgracia, su oposición al régimen totalitario de Marcos le acarreó numerosos problemas legales. Ese afán por recuperar la democracia para los suyos, mejorando sus condiciones de vida, es una inquietud que se reflejó en la última etapa de su filmografía, mucho más descarnada y realista
Musicólogo ecuatoriano, nacido en Cuenca en 1890. Realizó sus estudios en la escuela San José de los Hermanos Cristianos, y a los 14 años se inició en el estudio de la música bajo la orientación del profesor Luis Arcentales. A los 18 años comienza a producir algunos ritmos y desde entonces participa en orquestas como la Roxine y la de los Hermanos Vanegas, para terminar fundando la suya propia en 1930, con el nombre de "Orquesta Austral". Formó parte, como arreglista, de la Sinfónica de Cuenca desde la fundación de la misma hasta su muerte.
Recibió varios galardones de reconocimiento a su arte, el último de los cuales fue la Condecoración Nacional al Mérito, otorgada por el presidente de la República Ponce Enríquez, en 1960. Ortiz Cobos ha formado a varias generaciones de músicos desde su cátedra en los colegios de su ciudad natal Benigno Malo, Manuel J. Calle y el Conservatorio de Música José María Rodríguez. De su inspiración son las piezas Linda Cuencana, Vamos Linda, Por eso te quiero y Cuenca, entre otras muchas