Autora de libros de recetas de cocina española. De origen francés, la familia de su padre es alsaciana y la de su madre, parte de Borgoña y parte de París. Su apellido real es Klein, aunque firma sus libros con el apellido de su marido, José Ortega Spottorno
Entre sus libros destacan 1.080 recetas de cocina (1972), primer libro de cocina editado en formato de bolsillo, considerado como un clásico de la materia después de su éxito comercial sin precedentes, con más de 2.000.000 de ejemplares vendidos; Nuevas recetas de cocina (1984); Quesos españoles (1987), escrito en colaboración con Manuel Arroyo; El libro de los potajes, las sopas, las cremas y los gazpachos (1988), realizado en colaboración con su hija Inés, y Las mejores recetas de Simone Ortega (1990), obra de carácter antológico que constituye su despedida como autora de libros de recetas de cocina
(Abraham Ortelius, Hortelius u Ortelio; Amberes, 1527 - 1598) Cartógrafo y cosmógrafo flamenco. Es famoso por haber trabajado como geógrafo oficial de Felipe II y haber compuesto uno de los primeros atlas que se conocen (tal vez el primero que merece ese nombre con el justo sentido que hoy se le da a la palabra), con el título de Theatrum orbis terrarum. En esta obra, tal vez la principal novedad a primera vista era la unión de texto descriptivo con cada uno de los mapas incorporados
Abraham Ortelius (retrato de Rubens)
Fue una obra que no tuvo rival en su género en toda Europa entre la primera edición de 1570 y la última de 1612 (a pesar de ser contemporáneos suyos Hyeronimus Cock, Gerard de Jodé, su admirado Gerhard Mercator o Georg Braun, autor del famoso Civitates orbis terrarum de 1572), con un total de 31 ediciones en 7 lenguas diferentes: holandés (1571), alemán (1572), francés (1572), español (1588), inglés (1606) e italiano (1608); aparte, vieron la luz cinco suplementos, que tituló Additamenta, entre 1573 y 1597. A partir de esta última fecha, el público interesado comenzó a recurrir a otras obras que se antojaban mucho más fiables, como las de Joan Blaeu y Willem Blaeu
En conjunto, el Theatrum contiene 70 mapas en un total de 53 folios, tras la dedicatoria a Felipe II y los preliminares de costumbre en la época; con esta obra, Ortelius dejó atrás a sus colegas italianos que, hasta poco antes, habían dominado el mercado europeo de la cartografía, amparados principalmente en la labor de Ptolomeo.
Mapamundi de Ortelius
En la introducción, aportó también un Catalogus auctorum que resulta de enorme interés por cuanto por vez primera se recogían las fuentes (como Jacobo Gastaldi, Olao Magno, Diego Gutiérrez y, sobre todo, el gran Gerhard Mercator, a quien debemos el uso generalizado del título de atlas para aludir a un libro de mapas) de manera sistemática; además, una de las grandes ventajas de este índice de autores es que algunos de ellos sólo los conocemos gracias a Ortelius
Viene a continuación un utilísimo Index tabularum; igualmente útil es el Nomenclator que cierra la serie de mapas y brinda las equivalencias latinas para los topónimos modernos. Por supuesto, el formato que se acaba de describir no permaneció inmutable sino que se fue transformando en las sucesivas ediciones, hasta alcanzar los 167 mapas en la de 1612.
Además de la obra citada, publicó un Epitome de la misma en 1577, que fue traducido muy pronto al francés (1579), latín (1585), italiano (1593), inglés (1603) y alemán (1604); de su fortuna, es muestra suficiente el hecho de que continuó publicándose hasta 1724. Por otra parte, compuso un Thesaurus geographicus (1587) y, poco antes de morir, el Parergon, con 38 mapas e imágenes del mundo antiguo a las que se unen varias reproducciones de monedas; fue traducido al francés, italiano, alemán e inglés
Ortelius fue también un amante de las antigüedades y de la numismática; en definitiva, le viene bien el nombre de humanista por todas las labores señaladas y por su gran amor por los clásicos, particularmente por los historiadores de la antigüedad grecolatina. Entre su trabajo como iluminador de libros y el que desarrollo como dibujante de mapas, logró hacerse con una verdadera fortuna, que le permitió cultivar algunas de las aficiones que acabamos de señalar. A ese triunfo de su Theatrum hubo de ayudar no poco el hecho de que supo acompañarse de algunos de los mejores grabadores del momento y, sobre todo, su colaboración con el primero entre todos los impresores: el célebre Christoph Plantin