Empresario español, presidente del grupo textil Inditex (Industrias de Diseño Textil). Refugiado en la normalidad y en el anonimato, su vida e incluso su rostro han sido durante muchos años uno de los secretos mejor guardados del panorama empresarial español. Al iniciar el siglo XXI, se calculaba que su fortuna personal era una de las mayores del país (4.808 millones de euros) y el entramado empresarial que presidía y controlaba, con casi un 80% de participación, uno de los más relevantes de la industria nacional, valorado en más de 60.000 millones de euros
Amancio Ortega
Hijo de un ferroviario vallisoletano afincado en León, la familia se trasladó a La Coruña, donde el joven Amancio comenzó a trabajar como repartidor en la camisería Gala, uno de los negocios comerciales más célebres de la capital gallega. Al poco tiempo, le contrataron en la mercería La Maja, también negocio próspero de la ciudad regentado por los Castro Quintás, en el que ya trabajaban dos de sus hermanos, Antonio y Josefa, y donde conoció a Rosalía Mera Goyenechea, su primera esposa. Allí adquirió sus primeros conocimientos sobre el sector textil y no tardó en aventurarse con un negocio propio al que bautizó en 1963 con el nombre de Confecciones Goa (iniciales de su nombre y apellidos colocadas en orden inverso) y donde comenzó a fabricar batas guateadas
Su concepción empresarial se asentó en la máxima de ´ofrecer moda a bajo precio´ e ideó una fórmula para abaratar costes que pasaba por la formación de un negocio integrado en el que se fabricaba, se distribuía y se vendía directamente el género. Así nació en 1975 la primera tienda Zara en la calle Torreiro de La Coruña. Su familia, un núcleo compacto que todavía permanece en el Consejo de la compañía, y un reducido grupo de empleados se convirtieron en el primer equipo colaborador de Ortega y Zara se transformó en pocos años en un fenómeno empresarial, con escasos precedentes en España.
En 1985 se creó Inditex, compañía matriz que controla desde entonces las actividades de Zara y de las demás empresas del grupo. Inditex ha seguido una línea de integración vertical de negocio, por la que ha absorbido parte las actividades del proceso productivo que antes eran realizadas por sus clientes o por sus proveedores.
En cuanto a la diversificación de productos, en un principio se realizó sobre el ramo textil, con la creación de las firmas Pull&Bear, Bershka y Oysho y la adquisición del grupo Massimo Dutti (1995) y de Stradivarius (1999). Pero además de en el negocio textil, Ortega ha diversificado su iniciativa empresarial hacia otros sectores industriales como el inmobiliario, el financiero, los concesionarios de automóviles o la gestión de fondos de inversión
La capacidad personal de Amancio Ortega para dirigir la empresa unida a la programación Just in Time (que le permite colocar los productos textiles demandados en los puntos de venta en sólo dos semanas) y a la política de precios consiguieron expandir el negocio e introducirlo con éxito en el mercado de cuarenta países, repartidos por todo el mundo. La estrategia de internacionalización del grupo ha sido intensa y se afianzó a partir de 2000 con una inversión de 270 millones de euros dirigida al crecimiento en el mercado exterior.
Desde la primera apertura de un punto de venta fuera de España en Oporto (Portugal) en 1988, Inditex se ha expandido por toda Europa e Iberoamérica principalmente, aunque también ha logrado implantarse en mercados de otros países como Arabia Saudí, Kuwait, Turquía, Japón o Estados Unidos. Los resultados consolidados del grupo de empresas controladas por Inditex representaron una cifra neta de negocio de 2.615 millones de euros en el año 2000, datos que se sustentan sobre una estructura de más de 1.300 puntos de venta que produjeron un beneficio neto consolidado de 262 millones de euros
Amancio Ortega nunca concedía entrevistas y en los archivos de los periódicos sólo se conservaba una única fotografía del enigmático empresario gallego, la que apareció en 1999 en las páginas de la primera memoria oficial de Inditex. Aquel año se mostró a la sociedad el rostro del hombre que había levantado en treinta años un imperio empresarial en el que trabajaban más de 24.000 empleados.
Para el cambio de estrategia se encontraron dos causas principales: por un lado, la creación de la Fundación Amancio Ortega; y por otro, la intención del grupo de salir a Bolsa en el año 2001. Con vistas a la colocación del 26% del capital en el mercado de valores, el grupo fortaleció su presencia internacional y, por primera vez en su historia, la cifra de ventas fuera de España superó la facturación del mercado nacional
Entre sus aficiones conocidas destacan la hípica, los automóviles y la pintura. Marcos, el único hijo varón de Ortega, nació con una grave discapacidad y el empresario promovió la fundación de Paideia, una institución de apoyo a menores con deficiencias, que dirige su ex mujer, de la que se separó en 1986. Después se casó con Flora Pérez Marcote, empleada en una de sus fábricas
(Antonio Ortega Escalona, más conocido como Juan Breva; Vélez-Málaga, ? - Málaga, 1918) Cantaor español, figura señera del antiguo cante malagueñero, en el cual se acompañaba él mismo con la guitarra algunas veces. El apodo Juan Breva le viene de su abuelo, que vendía brevas de pueblo en pueblo cantando un pregón
Juan Breva se trasladó a Madrid en su juventud y vivió en esa ciudad los mejores años de su carrera profesional, convertido en verdadera estrella de los ambientes flamencos de la capital. En 1884 cantaba en tres espectáculos distintos: en el teatro Príncipe Alfonso, en el Café del Barquillo y en el Café del Imparcial, en los cuales cobraba veinticinco pesetas por actuación y, en el último de ellos, recibía además alojamiento para él y su familia.
Fue en esa época cuando conoció a Rubén Darío, que dejó siempre cumplido testimonio de su buen hacer, y fue el único cantaor requerido personalmente por el rey Alfonso XII para actuar en su presencia. Cuentan que éste le pagaba siempre con generosidad y le regalaba alfileres de corbata de gran valor en cada actuación
Así las cosas, es de suponer que Juan Breva ganó mucho dinero en aquellos días (en sus contratos especificaba que debía pagársele en oro), pero, de regreso a Málaga, su tierra natal, fue gastando sus ahorros y, a pesar de ser respetado por todos los artistas flamencos y merecer el trato de "señó Juan", lo cierto es que pasó sus últimos años en condiciones económicas bastante precarias y tuvo que hacerse una colecta para financiar su entierro.
Ya en Málaga, con ocasión de una actuación en el Café de Chinitas, Antonio Chacón le escuchó cantar y quedó fascinado. Sus cantes, punto de referencia obligado para todo aficionado a las malagueñas, son imprescindibles para explicar la evolución de ese estilo. Fue también un gran intérprete de verdiales, cantes abandolaos y medias granaínas