Figura emblemática del patriotismo panameño. Casada con uno de los principales promotores y mantenedores de la conjura patriótica, el doctor Manuel Amador Guerrero, tuvo una actuación decisiva durante todo el movimiento que condujo a la proclamación de la República de Panamá, y protagonizó uno de los episodios de mayor fuerza simbólica de todo este proceso político: la confección de la primera bandera panameña
Firmemente ligada a la causa separatista que habría de culminar con éxito el día 3 de noviembre de 1903, doña María Ossa de Amador se convirtió desde las primeras convulsiones patrióticas en el apoyo más sólido y cercano con que contó su esposo, llamado a convertirse en el primer presidente de la República de Panamá. Como tuvo ocasión de declarar el doctor Manuel Amador Guerrero, su esposa le animó en todo momento durante la conjura y fue una pieza clave en el éxito de la empresa, aunque a la postre fuera recordada por ese hecho de fuerte carga simbólica que, en cierto modo, es una constante en la épica patriótica de todas las naciones.
La tradición popular, tan proclive a buscar en todo proceso histórico una serie de personajes y acontecimientos que, más próximos al hecho legendario, aporten una dimensión mítica a los episodios más esclarecidos del pasado (entre ellos, lógicamente, los que dan lugar a la fundación de la patria), reparó en las figuras de doña María Ossa de Amador y de su cuñada, doña Angélica B. de la Ossa, a quienes se atribuyó el honor de haber cosido las primeras enseñas que, esgrimidas como propias por los separatistas, habrían de convertirse a partir de 1903 en las banderas oficiales de la nueva República de Panamá
Otro honor histórico que le cupo merecer a doña María Ossa de Amador es el de pasar a los anales de su nación como la primera mujer que ostentaba el puesto de Primera Dama. A pesar de la brevedad del mandato del doctor Manuel Amador Guerrero (1904-1908), su esposa fue recordada durante muchos años por el pueblo panameño con una de las figuras claves de la Independencia nacional, hasta el extremo de que, en 1935, cuando ya habían transcurrido más de cinco lustros desde la muerte de su esposo, fue objeto de un homenaje organizado el día 4 de noviembre (Día de la Bandera) por la Escuela Normal de Institutoras, promovido por la doctora Esther Neira de Calvo y apoyado por todas las instancias oficiales del país.
(Huasco, 1827 - cercanías de la isla de San Félix, 1878) Explorador y minero chileno. Desde muy joven se interesó por la minería y trabajó con diversas empresas extranjeras que explotaban minerales en Atacama.
A los 17 años se independizó e inició su propia exploración del desierto, en busca de yacimientos. Estableció su base de operaciones en Cobija, entonces enclave boliviano. Buscó guano, oro, plata y cobre, pero fue el salitre el mineral que le dio fama y fortuna.
En 1866, José Santos Ossa llegó a La Chimba, caleta que, gracias a su impulso y al de otros pioneros, se convirtió en la ciudad de Antofagasta. Dos años después descubrió los grandes cantones salitreros de Aguas Blancas y Salar del Carmen e inició su explotación en 1872.
Con la fortuna obtenida con el salitre creó el Banco Ossa, localizado en Valparaíso, y se convirtió en el banquero más importante de Hispanoamérica. Invirtió en propiedades agrícolas en el sur del país, donde obtuvo también grandes ingresos económicos al exportar la producción a California y Australia. Se arruinó y enriqueció en varias ocasiones, debido a su continuo afán de crecer económicamente.
En 1878 inició un viaje de exploración por las islas Desventuradas, San Félix y San Ambrosio, en busca de nuevos yacimientos de guano. Durante la travesía sufrió una neumonía, y el 5 de agosto de ese año falleció en su camarote.