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Biografía de John Oxley

Yorkshire, 1785 - Camden, 1828

Explorador y agrimensor inglés. Su mayor aportación fue el descubrimiento de las fértiles llanuras de los Llanos de Liverpool de Australia, donde realizó otras importantes exploraciones.

En el año 1799 entró a formar parte de la Marina Real y tres años después llegó a Sydney; se dedicó a recorrer la costa hasta 1806. Escoltó al gobernador Bligh a Inglaterra en el año 1809 y abandonó la Marina en 1811, poco antes de regresar a Australia, donde adquirió un cargo importante de agrimensor.

Atraído por la idea de encontrar un misterioso mar interior, en 1813 atravesó los Montes Azules y cuatro años después inició diversos viajes para estudiar el sector occidental del estado de Bathurst, donde descubrió un nuevo curso fluvial, al que denominó Lachlan en honor a su benefactor. La expedición de Oxley remontó el río hasta que se vio obligada a retroceder a causa de los amplios pantanos y cenagales que le impedían el paso.

Tras regresar a la ciudad de Bathurst, Oxley inició en 1818 la exploración del curso de Macquarie acompañado por 15 hombres y diversas embarcaciones pequeñas. Al hallar numerosos pantanos, Oxley creyó encontrarse ante un mar interior. Se dirigieron entonces hacia el este y el 26 de agosto alcanzaron una colina desde la cual, al otro lado, se observaba una gran superficie plana, rica y frondosa a la que denominaron Liverpool Plains (´Llanos de Liverpool´).

Siguiendo hacia el este descubrieron el río Peel (tributario del Namoi), en las cercanías de la actual ciudad de Tamworth, y atravesaron los dominios montañosos de la Gran Cordillera Divisoria hasta alcanzar el río Hastings. Siguieron este curso fluvial hasta su desembocadura, a la que la expedición de Oxley le dio el nombre de Port Macquarie.

En 1819 reinició diversas labores de agrimensura de la costa australiana, centradas esencialmente en las bahías de Jervis y Moreton. Mientras realizaba sus estudios en la bahía de Moreton se encontró con dos convictos huidos que convivían con los aborígenes, quienes le hablaron de la existencia de una gran arteria fluvial. Siguiendo sus indicaciones, Oxley descubrió el río Brisbane en el año 1824. Tardó cerca de cinco días en remontar el río (unos 80 km) y quedó prendado de la riqueza del suelo que conformaba su valle así como por la presencia de frondosos bosques.

Tras su retirada fue recompensado con terrenos en los alrededores de Camden y Bowral. Relató sus viajes y descubrimientos en su obra Diario de dos viajes al interior de Nueva Gales del Sur.

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(Kagoshima, Satsuma, 1842 - Tokio, 1916) General japonés que destacó por sus victorias en las guerras Chino-Japonesa (1894-1895) y Ruso-Japonesa (1904-1905), y entre cuyos méritos suele subrayarse su decisivo papel en la modernización del ejército japonés a finales del siglo XIX


Iwao Oyama

Descendiente de una familia de samuráis, vivió los años de su niñez y adolescencia en el régimen feudal del Japón que cerraba sus puertas a todo lo extranjero; tenía once años cuando la escuadra norteamericana al mando del comodoro Perry pedía, amenazadoramente, que el Japón se abriese al comercio mundial. Era ya soldado cuando, en 1863, el almirante Jaurés bombardeó Shimonoseki como respuesta a la agresión de las tropas del daimio Mori Motonori, quien había abierto fuego contra los buques americanos, holandeses y franceses que atravesaban el estrecho de Shimonoseki

En la guerra de la Restauración de 1868 se distinguió peleando al lado de los imperiales, y poco después fue enviado a Europa, donde siguió, como agregado militar en el ejército prusiano, toda la guerra de 1870-71. En 1872 regresó a su país, contribuyendo a la organización del nuevo ejército japonés.

Su lealtad a las nuevas ideas se puso a dura prueba en 1877, al sublevarse en Satsuma, donde había nacido, los partidarios del antiguo Japón. Al frente de los insurrectos estaba Saigo Takamori, tío de Oyama y ligado a él, además, por lazos de íntima amistad. Al frente de su brigada, Oyama cumplió con su deber atacando Kagoshima, su ciudad natal, donde se habían hecho fuertes los últimos líderes del Japón medieval, que preferían la muerte a ver implantadas en el país las reformas del extranjero.

El valor y la lealtad de Oyama fueron premiados con el ascenso a teniente general y el cargo de viceministro del Interior y jefe de la policía superior urbana de Tokio, que le fue concedido en 1879. En 1880 ocupó el puesto de ministro de la Guerra, y en 1884 emprendió un viaje a Europa para estudiar la organización militar de las diversas potencias. El resultado de este viaje fue la transformación del ejército japonés, que pasó del modelo francés al alemán

En la Guerra Chino-Japonesa (1894-1895) estuvo al mando del segundo ejército, el cual, tras brillantes victorias, ocupó Port-Arthur y Wei-hai-wei; por todo ello recibió el título de marqués, ascendió a mariscal y fue nombrado jefe del Estado Mayor Central, cargo que cedió poco después al general Kawakanis, organizador del ejército expedicionario. En 1901, al constituirse de nuevo el antiguo Consejo de los Cinco, Oyama figuró entre sus miembros, aunque no llegó a participar activamente en la política.

A la muerte de Kawakanis ocupó de nuevo la jefatura del Estado Mayor, y al iniciarse en 1904 las hostilidades con Rusia salió de Tokio como generalísimo del ejército japonés. En la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905), Oyama dirigió las tropas japonesas en la conquista de Manchuria, lograda completamente tras la decisiva victoria de Mukden, desarrollada entre los meses de febrero y marzo de 1905 y en la que intervinieron seiscientos mil soldados.

Los defectos de que adolecía el nuevo ejército fueron corregidos por Oyama con la rapidez propia de un gran caudillo, y la escasez de ametralladoras y la debilidad de la caballería fueron remediadas del mejor modo posible. Los defectos de Oyama como generalísimo radicaban en que, a pesar de su barniz de modernismo, seguía siendo en el fondo un samurái: muchas veces su tajante orden de nunca realizar nada fuera del plan previsto hizo que sus subordinados no pudiesen aprovecharse de circunstancias favorables que impensadamente se presentaban ante ellos; por desprecio del peligro sacrificó a menudo a sus soldados de un modo desproporcionado al resultado conseguido

Acabada la guerra, Oyama hizo su entrada triunfal en Tokio el 8 de diciembre de 1905, y al año de firmarse la paz abandonó su puesto de jefe del Estado Mayor, después de recibir por sus victorias sobre los rusos el título de príncipe, la condecoración de primera clase del Milano de Oro y la más alta condecoración japonesa, el collar de la orden del Crisantemo. En 1914 fue nombrado guardasellos (custodio de los sellos oficiales), y al morir vivía en su quinta de las cercanías de Tokio, retirado de la milicia y de la política

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