Comediógrafo y periodista español. Su producción, extraordinariamente extensa, parte del humor realista para desembocar en una crítica social de escasa profundidad. Hijo y nieto de autores teatrales, Alfonso Paso cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid. Se inició como director teatral al frente de dos grupos universitarios, "La vaca floja" y "El duende", próximos a las ideas del modernismo. Colaboró también en la revista Primer Acto, y ejerció el periodismo en los diarios ABC y El Alcázar. De ideología marcadamente derechista, el comediógrafo se incorporó a la vida política española en calidad de Jefe de Prensa del Ministerio de Obras Públicas, en 1972, época en la que su producción teatral se hizo más exigua e intermitente.
Fue, sin lugar a dudas, el autor más prolífico de los comediógrafos españoles de posguerra; su producción teatral está compuesta por más de un centenar de comedias, algunas de ellas traducidas a diversos idiomas. Alcanzó la fama a través del género ligero, inundando los escenarios estatales con tragicomedias, comedias, sainetes, juegos cómicos, etc.; no obstante, la crítica, lejos de halagar la facilidad e insistencia con que componía las obras, no le perdonó nunca el hecho de escribir para lograr un efecto inmediato, ajeno a la pura literatura.
En la trayectoria teatral de Alfonso Paso se advierten dos etapas claramente diferenciadas: en la primera de ellas, el comediógrafo abordó un género híbrido como es la tragicomedia, en una línea cercana al neorrealismo; mientras que en la segunda, se volcó de lleno en la producción de comedias más netamente comerciales. Al igual que hiciera Jardiel Poncela, y fuertemente influenciado por éste, Alfonso Paso erigió al humor en el verdadero protagonista de sus obras; para ello se sirvió de procedimientos técnicos audaces, basados en recursos verbales de gran efectismo, de la comicidad propia de situaciones absurdas y de las características extravagantes de unos personajes marcadamente caricaturescos. Un humor ideado por y para lo que podría denominarse "sensibilidad humorística de la mesocracia madrileña".
Pero, a pesar de todo, el caudal imaginativo derrochado por el comediógrafo, el buen uso de la ironía y el equívoco, el humor de sus comedias se resolvió inocuo y no llegó nunca a alcanzar la visión acelerada del mundo de un Carlos Arniches, ni la deformación grotesca que representó el esperpento creado por Valle-Inclán.
Inició su carrera teatral a mediados de la década de los cuarenta, en 1946 concretamente, con el estreno de la obra Un tic tac de reloj. Posteriormente, escribió las tragicomedias Sueño de amor en la solapa (48 horas de felicidad) y Juicio contra un sinvergüenza, ambas de 1952. En 1953 estrenó una de sus obras más significativas, Una bomba llamada Abelardo, a la que siguieron: Sierva maldita (1954); Los pobrecitos y El cielo dentro de casa, tragicomedias compuestas en 1957, que obtuvieron el Premio Carlos Arniches y el Premio Nacional de Teatro, respectivamente; Usted puede ser un asesino, Aquellos tiempos del cuplé, Cena de matrimonios y No hay novedad, doña Adela, las cuatro de 1959.
Entre las obras más destacadas pertenecientes a la etapa final del comediógrafo madrileño se encuentran Aurelia y sus hombres (1961), obra por la que obtuvo su segundo Premio Nacional de Teatro; Las que tienen que servir (1962), Premio María Rolland; Sí, quiero (1965), comedia que mereció el Premio de la Crítica de Barcelona; Querido Profesor (1966), galardonada con el Premio Leopoldo Cano, de Valladolid; Por lo menos tres (1969), y, finalmente, La zorra y el escorpión (1977). Además de los galardones mencionados, Alfonso Paso recibió la Encomienda de Isabel la Católica en 1961, la Medalla del Trabajo en 1973 y el Premio José Antonio de Periodismo en 1977
(Ciudad de México, 1935) Novelista mexicano. Cursó hasta el segundo año de la carrera de economía y llevó un seminario de literatura comparada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Trabajó en varias agencias de publicidad y fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1964-1965). Colaboró en diversas publicaciones, como La Palabra y el Hombre, Vuelta y Revista de la Universidad de México. Desde 1970 residió en Londres, donde se desempeñó como locutor y redactor para la BBC. En 1986 fue nombrado agregado cultural en la embajada mexicana en París.
Tras unos inicios como poeta (Sonetos de lo diario, 1958), se orientó hacia un tipo de novela total que integrara la historia y la ficción, el sentido del humor y la reflexión cultural, política y el mito. México es el escenario primordial que ya se recrea en su primer título, José Trigo (1966), para alcanzar un desarrollo y dimensión mayores en la siguiente novela, Palinuro de México (1979), obra que fue galardonada con varios e importantes premios.
Se trata de una obra sumamente ambiciosa, incluso exuberante, entre cuyos posibles modelos narrativos cabría citar el Ulysses de Joyce y Rayuela de Cortázar. Como éstas, aporta, con gran libertad, un abrumador caudal expresivo y temático, Palinuro, personaje extraído de la Eneida virgiliana (el piloto de Eneas que se quedó dormido mientras tripulaba), pasa a representar el muchacho soñador y constituye un instrumento para trazar una irónica reflexión sobre el hombre actual.
Entre los elementos y temas dispares que se dan cita en la novela pueden mencionarse la crónica de la represión policial en la Plaza de las Tres Culturas de México durante las olimpiadas del 68, la descripción minuciosa de la ciudad con carácter de personaje, el pastiche literario y la sátira de la publicidad.
No menos extensa es la tercera novela, Noticias del imperio (1987), sobre la trágica historia de Carlota, reconstrucción del imperio Maximiliano. El autor cede la voz a su personaje, quien, desde su locura, va desgranando recuerdos que arrancan de sus orígenes familiares y giran en torno a su esposo fusilado. Obtuvo el Premio Nacional de Letras y Artes en 1991. En 1996 publicó la novela de corte policíaco Linda 67: historia de un crimen