Escultor y arquitecto italiano. Entre 1330 y 1336 se ocupó de la realización de las primeras puertas de bronce del baptisterio de Florencia, en las que representó escenas de la vida de San Juan Bautista y una serie de figuras personificadoras de las virtudes. Se trata de su obra más importante, testimonio de la singular elegancia del estilo gótico, del que fue un representante destacado. Hacia 1340, Andrea Pisano sucedió a Giotto como arquitecto de la catedral de Florencia, para la que realizó en lo sucesivo proyectos, relieves y esculturas. En 1347 fue nombrado maestro de obras de la catedral de Orvieto, en la que contó con la colaboración de su hijo Nino, quien a su vez esculpió la tumba de Marco Cornaro en la iglesia de San Giovanni y Paolo, en Venecia
(Pisa, h. 1248-Siena, actual Italia, después de 1314) Escultor y arquitecto italiano. Aprendió ambos oficios de su padre, Nicola, con el que colaboró en la realización del púlpito de la catedral de Siena, la fuente mayor de Perugia y la decoración del baptisterio de Pisa.
A la muerte de su padre, acaecida hacia 1284, se estableció en Siena, probablemente después de ser nombrado maestro de obras de la catedral. Se ocupó sobre todo del diseño de la fachada que, sin embargo, no se llevó a cabo en su totalidad como él la había concebido, y de la realización de las esculturas que debían embellecerla, las cuales representan a los profetas del Antiguo Testamento que predijeron la llegada de Cristo y constituyen un caso único en el estilo gótico por la variedad de las posturas y expresiones, y por su concepción intensamente dramática.
Es, de hecho, esta inclinación de Giovanni Pisano hacia el realismo y la tensión dramática la que ha conducido a los críticos a considerar que desempeñó, en la escultura, un papel semejante al de Giotto en la pintura. En 1297, Giovanni se trasladó a Pisa, donde ocupó el cargo de maestro de obras de la catedral. Simultaneó este trabajo con la realización del púlpito de la iglesia de San Andrés, en Pistoia, donde retomó el esquema gótico de su padre como punto de partida para una representación de gran viveza plástica y enorme fuerza emocional.
Su último trabajo conocido es el púlpito de la catedral de Pisa, reconstruido en su lugar en 1926; es su obra más rica y elegante, que combina esculturas de bulto redondo con relieves de estudiada composición e intensa emotividad. Entre otras obras se le atribuyen varias imágenes de la Virgen con el Niño, destacando la que preside el altar de la capilla de los Scrovegni, en Padua