Cortesana francesa. Hija de una familia de acomodada posición económica, en 1741 contrajo matrimonio con Charles-Guillaume Le Normant d´ Étoiles, asentista general de impuestos. Dicha unión le permitió frecuentar los círculos aristocráticos parisinos, en donde conoció al monarca Luis XV, de quien a partir de 1745 se convirtió en amante. Tras divorciarse de su marido, se trasladó al palacio real y adquirió una considerable influencia política (consiguió deshacerse de los ministros Orry, Monrepas, Argenson y Machault, y protegió a Bernis, Choiseul y Soubise), motivo por el cual ese período fue llamado «reinado Pompadour». Su ascendiente ante el monarca, no obstante, ha sido frecuente fuente de discusión entre los historiadores. Si bien la historiografía decimonónica la retrató como pieza capital en las decisiones políticas de Luis XV, en la actualidad se acepta su influencia en el terreno de las artes, pero se descarta que tuviera peso alguno en el gobierno de la nación. Amiga de Voltaire, actuó en favor de los enciclopedistas y dirigió la construcción de varios palacios y castillos residenciales
( Cneo Pompeyo, llamado el Grande; ?, 106 - Pelusio, Egipto, 48 a. C.) Militar y político romano. Perteneciente a la gens plebeya de los Pompeyos, su padre había sido cuestor, pretor y cónsul. Con él se había formado como militar. Durante las guerras civiles de Roma, formó un ejército propio, que puso al servicio de Sila, derrotando a los partidarios de Mario en Sicilia y en África (83 a. C.); y cuando el partido popular pareció revivir bajo la dirección de Lépido, Pompeyo se encargó de derrotarlo en Etruria (77).
Luego fue enviado a Hispania, en donde aplastó la rebelión de Sertorio (77-71); y, al regresar a Italia, acabó con los restos de la rebelión de esclavos encabezada por Espartaco. Ejerció el Consulado con Craso en el 70. Luego recibió plenos poderes por tres años para limpiar de piratas el Mediterráneo (67). Se le renovó el mando en el 66 para dirigir la guerra contra el rey del Ponto, Mitrítades, al cual derrotó; ello le permitió reorganizar los dominios romanos en Asia, incorporando Silia, Cilicia y el Ponto como provincias (64) y creando a su alrededor una protección de Estados vasallos.
Sin embargo, el Senado se opuso a sus ambiciones de poder y no ratificó las medidas que había tomado. Pompeyo tuvo que aceptar la formación de un triunvirato, compartiendo el poder con Julio César y con Craso (60), con un reparto territorial que le otorgaba el mando en Hispania. Pompeyo pudo así realizar su proyecto de repartir tierras a los veteranos licenciados del ejército.
Tras la muerte de este último en la guerra contra los partos, y estando César ocupado en la conquista de las Galias, el Senado nombró a Pompeyo cónsul único para restablecer el orden en la ciudad contra los motines de los mercenarios (52). César regresó a Roma dispuesto a hacerse con el poder, mientras el Senado encargaba a Pompeyo la defensa de la República (49); estalló así la guerra abierta entre ambos, que favoreció a César.
Pompeyo y sus partidarios huyeron a Grecia, donde fueron definitivamente derrotados en la batalla de Farsalia. Pompeyo consiguió huir y refugiarse en Egipto; pero hasta allí le persiguió César, provocando la Guerra Alejandrina (48-47 a. C.), que hizo subir a Cleopatra al Trono de los faraones. Antes incluso de alcanzar la costa egipcia, Pompeyo murió asesinado por el tribuno Lucio Septimino