Atleta estadounidense. Saltador de longitud, con una marca de 8,95 m batió el mítico récord del mundo que desde 1968 ostentaba Bob Beamon (8,90 m, en los Juegos Olímpicos de México). Su magnífica progresión comenzó en 1987, durante su época de estudiante en la Universidad de California, con un salto de 8,27 m que ya lo situaba en la elite mundial. En la década de los noventa comienza su particular disputa con Carl Lewis, quien lo superó en los Trial de Nueva York de 1991 por un centímetro (8,64 y 8,63). En los mundiales de este mismo año, en Tokyo, Powell realizó el prodigioso salto que le convirtió en el mejor especialista de todas las épocas. Sin embargo, en los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992) quedó segundo, por detrás de Lewis, con un discreto salto de 8,64 metros. Tras ganar la medalla de oro en los Campeonatos del Mundo de 1993 comenzó su declive
(Pittsburgh, 1892 - Palm Springs, 1984) Actor de cine estadounidense, uno de los más elegantes y refinados que alcanzó la fama en el Hollywood de los años treinta. Encarnó a detectives famosos, a villanos maliciosos y galanes distinguidos, y formó con Myrna Loy una de las parejas más recordadas del cine
Tras estudiar en la American Academy of Dramatic Art, dio sus primeros pasos en los escenarios de Broadway en 1912, en donde completó una trayectoria repleta de éxitos. Entró de lleno en el mundo del cine en 1922 –en el que comenzó a aparecer en créditos como William H. Powell- cuando formó parte del reparto de When Knighthood Was in Flowe, de Vignola
Interpretó numerosos papeles de villano, ciclo que inició con el papel de profesor Moriarty en la película Sherlock Holmes (1922), de Albert Parker. Demostró sus grandes dotes profesionales al asumir la personalidad del detective Philo Vance en películas como ¿Quién la mató? (1929), de Malcolm St. Clair; La casa de las cuatro chimeneas (1929) y El cuerpo del delito (1930), ambas de Frank Tuttle, Matando en la sombra (1933), de Michael Curtiz, entre otras
Durante el periodo mudo trabajó en otras películas como Bajo la púrpura cardenalicia (1923), de Alan Crosland, Dioses vanos (1926), de Allan Dwan, Erase una vez un príncipe… (1927), de Howard Hawks, La última orden (1928), de Josep von Sternberg, y en la primera versión de Las cuatro plumas (1929), de Lothar Mendes, con Fay Wray. En los primeros años treinta se puso también a las órdenes de directores como John Cromwell (El acusador de sí mismo, 1930; Double Harness, 1933) y William Dieterle (Hombre de leyes, 1933; El altar de la moda, 1934)
Promocionado por uno de los productores más importantes de la industria del cine estadounidense, David O. Selznick, demostró una gran capacidad para la comedia y en este género formó una de las parejas más representativas de los años treinta al lado de Myrna Loy. La primera vez que formaron pareja fue en El enemigo público nº 1 (1934), de Woody S. Van Dyke, trabajo que les ofreció Selznick.
Fueron la pareja ideal de la Metro Goldwyn Mayer. Juntos consolidaron la serie El hombre delgado, adaptación de la obra de Dashiell Hammett, en la que se supo aglutinar muy acertadamente el trasfondo del thriller con un tono de comedia muy del gusto del público. En este marco, intervinieron en películas como La cena de los acusados (1934), Ella, él y Asta (1936) y Otra reunión de acusados (1939), todas dirigidas por van Dyke (William como el detective Nick Charles y Myrna como su esposa Nora). Fue una época espléndida para los intereses artísticos de ambos actores, porque muchos espectadores disfrutaron con todas sus aventuras, lo que les convirtió en una pareja de moda (llegaron a competir en popularidad con Fred Astaire y Ginger Rogers)
William estuvo representado, desde mediados a lo largo de los años treinta por Myron Selznick, el más importante agente de actores de Hollywood, que gestionó su participación en otras películas, especialmente la magistral caracterización que hizo de Florenz Ziegfeld en El gran Ziegfeld (1936), de Robert Z. Leonard, y en Ziegfeld Follies (1945), de Vincente Minnelli
A mediados de los años cincuenta, después de intervenir en Cómo casarse con un millonario (1953), de Jean Negulesco, y Escala en Hawai (1955), de John Ford y Mervyn Le Roy, decidió abandonar el cine; ya no encontraba papeles que le dieran credibilidad interpretativa. Estuvo unido en matrimonio a Carole Lombard (con la que apareció en Al servicio de las damas, 1936) y Jean Harlow (con quien trabajó en La indómita, 1935; y Una mujer refinada, 1936)