Narrador, comediógrafo y ensayista inglés. Estudió en Cambridge y empezó muy joven a escribir artículos y reseñas para periódicos y revistas de la región londinense. Próximo a la ideología de izquierda -aunque rechazó pertenecer a ninguna organización política- fue durante un breve período de tiempo propagandista y diputado del partido laborista.
Escribió sobre las condiciones de la clase obrera en las zonas deprimidas, sobre el militarismo y la burocracia, y fue considerado un genuino portavoz de la gente humilde de su país. Su exuberancia intelectual favoreció un tipo de escritura intenso y variado, que cultivó géneros como la novela, el teatro, la crítica, el periodismo, la radio y el cine. Se le reprocha, precisamente, la facilidad y fecundidad en detrimento de la precisión y la coherencia de sus construcciones formales, así como una excesiva indulgencia ante el melodrama sentimental.
Inició su carrera como narrador con Benighted (1927), obra acogida con frialdad por sus compatriotas, pero de gran éxito en Estados Unidos, donde en seguida se realizó una adaptación cinematográfica. Su vasta producción narrativa se puede agrupar en tres partes: las novelas realistas, las de aventuras y espionaje, y las obras didascálicas.
Sus principales obras pertenecen al primer grupo: The Good Companions (1929), su mayor éxito, narra con tono picaresco, las peripecias de una improvisada compañía de actores de variedades. Este argumento se repetirá en Lost Empires (1965). En cambio, Angel Pavement (1930) y Bright Day (1946) están envueltas en un halo de tristeza y melancolía. Consisten, respectivamente, en la narración de las vicisitudes de una pequeña empresa de exportación en un Londres cínico y alienante, y la parábola, sin duda autobiográfica, de un escritor que se introduce en el mundo del cine.
El paso al género teatral, que lo entusiasmó hasta el punto de constituir una empresa de producción propia, estuvo marcado por el fracaso inicial, pero con el tiempo derivó hasta el éxito internacional gracias a Dangerous Corner (1932). Le siguieron más de cincuenta títulos que revelan su consumada pericia como dramaturgo. La innovación fundamental del autor se dio en su dramaturgia, sobre todo en piezas como El tiempo y los Conway y Yo estuve aquí una vez, influidas por las teorías del filósofo John William Dunne, que sustentó la idea de varios tiempos que se suceden, creando infinitas dimensiones temporales, lo que anula la dirección única. Priestley hizo una lectura personal de Dunne y la aplicó a sus dramas psicológicos para crear personajes y atmósferas misteriosos.
En El tiempo y los Conway, por ejemplo, el primer acto ocurre durante la celebración de un cumpleaños; el segundo muchos años después con las mismas personas (excepto la homenajeada, que ya ha muerto) y en el tercero se regresa a la fiesta: la ausencia de la homenajeada crea un vacío. Otra de sus piezas conocidas es Llama un inspector (1946), que trata sobre la investigación policial de un suicidio en un contexto en el que se analizan las diferencias sociales. Está ambientada en Brumley, una ciudad industrial de North Milands, y protagonizada por una familia de clase alta.
El aporte principal de Priestley a la literatura es el uso combinado del tiempo psicológico y el tiempo histórico pendular, que produce un efecto de extrañamiento. Por estas características, en ocasiones sus obras de teatro se han catalogado e incluido en antologías de literatura fantástica. Durante la guerra, Priestley adquirió gran popularidad gracias a su programa de radio "Los proscritos del domingo por la noche". Entre sus ensayos destacan Literatura and the Western Man (1961) y El hombre y el tiempo (1965)
(Fieldhead, Gran Bretaña, 1733-Northumberland, EE UU, 1804) Químico, teólogo y filósofo británico. Completó sus estudios en el seminario calvinista de Daventry y ejerció el ministerio en varios centros de Inglaterra, complementando sus estudios teológicos y filosóficos con un vivo interés por las ciencias experimentales. En 1794, después de las persecuciones a las que fue sometido a causa de su adhesión a la Revolución Francesa, recibió una invitación de la Sociedad Democrática de Nueva York y se trasladó a Estados Unidos, donde vivió el resto de sus días bajo la protección de Thomas Jefferson. Su fama está ligada, sobre todo, a la investigación científica. Hábil experimentador, condujo notables indagaciones en el campo de los fenómenos eléctricos, de los gases y de los procesos de calcinación. Entre sus experimentos, destacó el que le llevó a aislar, por primera vez, el oxígeno (1774), aunque no captó la verdadera naturaleza de este elemento y lo definió como «aire desflogistizado». Otros estudios suyos guardan relación con la producción de oxígeno por las plantas expuestas a la acción de los rayos solares. Priestley fue seguidor del asociacionismo psicológico de D. Hartley, y se enzarzó en vivas polémicas contra la escuela filosófica del sentido común y contra R. Price