Ingeniero industrial y político boliviano que asumió la presidencia de su país en 2001 tras la renuncia por enfermedad de Hugo Bánzer, de cuyo gabinete formaba parte desde 1997 en calidad de vicepresidente
Formado en los Estados Unidos, donde cursó estudios superiores de Ingeniería Industrial en el College Station de la Universidad A&M de Tejas y un máster en Administración de Empresas en la Universidad St. Edward´s de Austin, en 1981 inició su carrera profesional en la capital tejana como empleado de la multinacional IBM.
A su regreso a Bolivia en 1988, se incorporó al sector privado como especialista en econometría en la compañía minera Mintec y en el Banco Mercantil de Bolivia aunque, meses después, aceptó su primer cargo de responsabilidad pública como subsecretario de Inversión Pública y Cooperación Internacional, departamento dependiente del Ministerio de Planificación. En marzo de 1992, y a pesar de su juventud, el entonces presidente de la nación, Jaime Paz Zamora, le nombró ministro de Finanzas, puesto en el que permaneció durante ocho meses y desde el que impulsó el proceso de privatización de empresas estatales iniciado en 1985
Jorge Quiroga en las elecciones de 2005
Militante del partido conservador Acción Democrática Nacionalista (ADN), asumió la jefatura de la campaña presidencial del general Hugo Bánzer de cara a las elecciones de 1993 que, finalmente, dieron el triunfo al candidato del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) Gonzalo Sánchez de Lozada. Quiroga fue nombrado secretario ejecutivo de ADN en 1996 y un año después presentó su candidatura a la vicepresidencia en el equipo de Bánzer.
Celebrados los comicios en 1997, la victoria de Acción Democrática representó el regreso del general a la presidencia de la nación por la vía democrática, un cuarto de siglo después de que tomara el poder mediante un golpe de Estado. También significó el nombramiento de Quiroga como el vicepresidente más joven de la historia reciente boliviana. Entre la clase política nacional había ganado fama de gestor brillante y honesto, aunque ante la opinión pública no aparecía como el líder carismático capaz de convertirse en el "delfín" del experimentado Bánzer
Aunque el número dos de ADN anunció sus aspiraciones presidenciales para 2007, los acontecimientos anticiparon su proyección política cuando en el verano de 2001 la precaria salud del presidente, a quien se le había diagnosticado un cáncer, aconsejó el traspaso de poderes. El 6 de agosto de ese mismo año Bánzer presentó su renuncia y, tal como establece la Constitución del país, entregó el mando del Ejecutivo a Jorge Quiroga, que al día siguiente fue investido presidente hasta la conclusión de la legislatura en agosto de 2002.
Vinculado a la corriente renovadora del partido, bautizada por los medios de comunicación nacionales con el apodo de los "pitufos", frente a los "dinosaurios" de la vieja guardia de Bánzer, anunció para su breve mandato un plan de liberalización económica para poner freno a la crisis y una lucha firme contra el narcotráfico, la corrupción y la pobreza: los problemas endémicos de la sociedad boliviana
Celebradas las elecciones el 30 de junio de 2002 y, a pesar de que los pronósticos aventuraban el triunfo del capitán retirado Manfred Reyes Villa, ex alcalde de Cochabamba y líder de la Nueva Fuerza Republicana (NFR), el candidato del MNR Sánchez de Lozada logró la victoria con el 22,4% de los sufragios. Por detrás, y a escasa distancia, el Movimiento al Socialismo (MAS) del líder indígena Evo Morales Ayma se convirtió en la segunda fuerza más votada.
Como ninguno de los aspirantes logró la mayoría suficiente, la elección presidencial quedó aplazada a la votación del Congreso y, después de algunas semanas de incertidumbre política, Sánchez de Lozada se aseguró la elección parlamentaria merced al acuerdo alcanzado entre su partido, el MNR, y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) del ex presidente Jaime Paz Zamora.
(La Rioja, 1793 - Barranca Yaco, 1835) Militar y político argentino. Reveló desde niño una audacia y temeridad notables. En 1806 sus padres lo enviaron a Chile con un cargamento de granos y el joven Facundo se jugó el producto de la venta y lo perdió. Trabajó como peón en una estancia en Plumerillo y los acontecimientos de Mayo de 1810 lo sorprendieron en Buenos Aires.
Allí fue enrolado en el regimiento de Arribeños. Tenía condiciones para el mando pero no para someterse a la rígida disciplina militar, por lo que desertó. Hacia 1816-1818 se desempeñó como capitán de milicias adiestrando reclutas, capturando desertores, organizando milicianos para los ejércitos de la patria y participando en algunas acciones contra los españoles.
Juan Facundo Quiroga, que se ganó el apodo de Tigre de los Llanos, volvió a mostrar su audacia deponiendo al gobernador Francisco Ortiz de Ocampo, a quien reemplazó por Nicolás Dávila; pero cuando, en 1823, éste se negó a renunciar según lo dispuesto por la Sala de Representantes, Quiroga se adueñó del mando. Aun cuando permaneció en el cargo sólo dos meses, a partir de entonces dominó la escena política de su provincia e incluso de las aledañas.
Ordenó no enviar tropas a la guerra con Brasil y desconoció leyes dictadas por el gobierno de Buenos Aires. Derrotó a Lamadrid en dos ocasiones: primero en Tala (1826) y más tarde en Rincón (1827). El general unitario Paz lo venció en Oncativo, pero, auxiliado por Rosas, rearmó su ejército y terminó por imponerse en el norte y en la región andina. Se alejó de la política y residió en Buenos Aires desde 1833 hasta finales del año siguiente, cuando aceptó mediar en un conflicto entre las provincias de Tucumán y Salta.
En 1835, al enterarse de la muerte del gobernador tucumano Latorre, inició un viaje sin retorno: al pasar por Barranca Yaco, Córdoba, fue muerto por una partida encabezada por Santos Pérez. La imagen que Sarmiento transmitió lo caracteriza como la estampa de la barbarie en oposición a la civilización. No obstante, suele olvidarse que el Tigre de los Llanos fue uno de los pocos que acudieron a despedir a Rivadavia cuando éste marchó al exilio, además de ofrecerle dinero y sus servicios. En algunas ocasiones Quiroga se lamentó de sus errores y de haber desconocido la Constitución de 1826 por sugerencias interesadas de Buenos Aires