Historiador y político alemán, Premio Nobel de la Paz de 1927. Criado en una familia acomodada de Bremen, recibió una educación liberal y humanista que colocó los cimientos de sus posiciones ideológicas para el futuro.
Cursó estudios en las Universidades de Estrasburgo y Gotinga, instituciones académicas en las que ya perfiló sus aptitudes para la investigación histórica, y durante esta época, ingresó en un equipo universitario editorial responsable del análisis y la publicación de documentos históricos de la época medieval alemana. Mantuvo su colaboración hasta que en 1933, tras la llegada del régimen nazi al poder, fue apartado del cargo por razones estrictamente políticas.
En 1889 fundó la Revista Alemana de Ciencias Históricas (Deutsche Zeitschrift für Geschichtswissenschaft) y entre 1890 y 1892 fue miembro de la directiva del Instituto de Historia Prusiana en Roma. En 1894 fue protagonista de una agria polémica que trascendió los límites del ámbito académico, tras la publicación de un artículo sobre Calígula, el despótico emperador romano. Fue acusado de utilizar el texto para atacar al káiser Guillermo II, y aunque Quidde negó su intención de trazar analogías entre ambos emperadores, se convirtió en una figura hostil para el imperialismo alemán.
Sus primeras incursiones en el campo ideológico llegaron en 1895 cuando colaboró en la reorganización del Partido del Pueblo Alemán, una formación de marcado carácter antiimperialista y antimilitarista. Heredero de los fundamentos teóricos de la Ilustración y defensor del valor de la justicia como elemento generador de reformas sociales, en enero de 1896 fue acusado de alta traición y sentenciado a tres meses de reclusión en el penal Stadelheim de Múnich por sus planteamientos políticos.
Inició su carrera en la vida pública en 1902 como concejal en el Ayuntamiento de Múnich, después ocupó un escaño en la Asamblea de Baviera (1907-1919) y finalmente fue elegido diputado en el Parlamento Nacional (1919-1920). Su colaboración con los movimientos pacifistas nació a partir de 1892 de la mano de la Sociedad Pacifista Alemana (DF) y continuó en el Consejo de la Oficina Internacional de la Paz en Berna. En 1901 su compromiso con las tesis antimilitaristas fue muy celebrado en el Congreso Pacifista Mundial celebrado en Glasgow. También fue un participante destacado en los Foros Mundiales de Lucerna (1905) y Múnich (1907) y en 1914 asumió la presidencia de la Sociedad Pacifista Alemana, cargo que mantuvo hasta 1929.
Cuando estalló la I Guerra Mundial, Quidde acudió a La Haya con el objetivo de mantener los lazos de unión con los grupos pacifistas de Francia y el Reino Unido, enemigos de Alemania en la contienda y, a su regreso, fue acusado de traición. Aunque finalmente los cargos se retiraron, estuvo sometido a estrecha vigilancia durante meses y sus publicaciones fueron confiscadas. Finalizada la guerra, trabajó en la reconstrucción del movimiento pacifista germano y lideró la Liga Pacifista Alemana a la que se adscribieron más de veinte organizaciones.
Sus convicciones políticas le acarrearon nuevos problemas con la justicia en 1924 tras la publicación de un artículo en el que criticaba el renacimiento de las formaciones militares secretas en Alemania. Fue acusado de libelo y sentenciado a un mes de prisión. Su defensa de los valores pacifistas fue no obstante reconocida en 1927, cuando el Comité del Premio Nobel de la Paz le concedió su galardón anual
Tras la llegada de Hitler al poder en 1933, Quidde se trasladó a Múnich y de inmediato tomó el camino del exilio para instalarse en Ginebra, donde permaneció hasta su muerte. En esta última década de su vida continuó ligado a los movimientos pacifistas y promovió iniciativas de apoyo a los exiliados del régimen nazi
(Quezaltepeque, La Libertad, 1940) Poeta y narrador salvadoreño. Perteneciente a uno de los grupos literarios más importantes de la cultura centroamericana contemporánea (la denominada Generación Comprometida), está considerado como una de las voces más originales y renovadoras de la literatura hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX
Desde muy joven sintió una acusada vocación humanística que le inclinó hacia el mundo de la creación literaria. Su nombre comenzó a sonar en los círculos culturales salvadoreños en 1962, cuando, en compañía de David Escobar Galindo, se alzó con el segundo premio en el prestigioso III Certamen de la Asociación de Estudiantes de Humanidades de la Universidad de El Salvador.
A partir de entonces, comenzó a integrarse en todos los cenáculos literarios de su país, para pasar a formar parte de algunos grupos tan destacados como el llamado "Círculo Literario Universitario Salvadoreño" o la ya mencionada Generación Comprometida. En la actualidad, Alfonso Quijada Ruiz mantiene contacto con algunos de estos autores desde Canadá, país al que ha trasladado su residencia
Consumado maestro en el difícil género de la narrativa breve, entre la suma de su producción literaria sobresale el volumen titulado Cuentos (1971), una recopilación de sus mejores relatos. Del mismo año es su poemario Estados sobrenaturales y otros poemas (1971), obra a la que siguió una nueva colección de relatos agrupados bajo el título de Historias famosas (1974).
Cinco años después, Alfonso Quijada dio a la imprenta su tercer volumen de cuentos, ahora recopilados bajo el curioso epígrafe de La fama infame del famoso a(pá)trida (1979). El resto de su obra creativa se completa con Para mirarte mejor (1987), Gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia (1993), y la novela titulada Lujuria tropical (1996).