Químico y farmacólogo español. Cursó sus estudios de farmacia en la universidad de su ciudad natal, donde se licenció en 1874 tras una brillante carrera. Alcanzó el doctorado en Madrid al año siguiente, y comenzó estudios de ciencias físico-químicas, que nunca llegó a concluir. Logró plaza de farmacéutico en el ejército, que desempeñó hasta 1880, fecha en que obtuvo la licencia con el fin de preparar las oposiciones a la cátedra de química orgánica de la Facultad de Farmacia de Madrid, que ganó en 1881.
Convencido de la necesidad de un cambio profundo en la orientación pedagógica de la química, solicitó permiso para desplazarse a Francia a trabajar con Marcellin Berthelot, que le fue denegado. Carracido nunca olvidaría esta circunstancia, por lo que muchos años después apoyó con calor la iniciativa de la Junta para Ampliación de Estudios de enviar al extranjero jóvenes graduados. Al quedar vacante la cátedra de química biológica que había ocupado Laureano Calderón, Carracido solicitó el traslado y al no serle concedido optó por opositar de nuevo, ocupando dicha plaza desde 1898.
Con posterioridad fue decano de la Facultad de Farmacia y rector de la Universidad Central. Gozó de una popularidad inusitada para un científico y fue nombrado académico de ciencias en 1887, de medicina en 1906 y de la lengua en 1908. Ejerció también una actividad política que le llevó a las Cortes. Su actuación fue decisiva en la creación de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias y fue miembro destacado de la Sociedad Española de Física y Química
En su concepción de la ciencia influyó su vasta cultura. Se pueden señalar determinados autores con incidencia directa sobre Carracido, como el ya citado Berthelot, quien indujo en nuestro autor el interés por la aplicación en química de las teorías termodinámicas. Más decisiva todavía fue la influencia de Svante Arrhenius, de la mano del cual utilizó prioritariamente en bioquímica la teoría de la disociación electrolítica. En el terreno concreto de la química biológica causó honda huella en Carracido el fisiólogo Max Verworn y el médico austríaco Carl von Noorden
En cuanto a sus propias publicaciones, una de las más destacadas fue Tratado de Química Orgánica, editado pocos años después de ocupar la cátedra, en el cual se aprecia ya su futura dedicación a la bioquímica. La facilidad de exposición de que hizo gala en esta obra y la incorporación de conocimientos y teorías muy recientes hicieron atribuir al autor una mayor dosis de originalidad de la que realmente poseía. El capítulo dedicado a los fermentos es, sin duda, el más interesante de la obra. ños más tarde publicó Tratado de Química Biológica, el primero sobre la materia que se escribió en castellano, que alcanzó varias ediciones y fue utilizado como texto en diversas universidades de habla hispana, durante varias décadas
Otra línea que ocupó la atención de escritos y conferencias de Carracido es la que se refiere a los grandes principios en los que se asienta la química. Podemos señalar entre ellos, como complementarios, La nueva Química (1887) y La evolución de la Química (1894), en los que se concede una importancia creciente a la química-física. Carracido introdujo y divulgó en España una amplia serie de conceptos de su disciplina y cambios afines, por medio de artículos y comentarios críticos, posiblemente la tarea más decisiva de cuantas realizó
Las aportaciones originales que produjo la investigación propia de Carracido carecieron de la resonancia que el resto de su labor obtuvo. Entre los temas que cultivó se encuentran los ácidos biliares, la fermentación glicérica, la alimentación protídica y la coagulación de la sangre. Algunos de sus trabajos aparecieron traducidos en Alemania, Francia, Portugal, Estados Unidos y otros países. Carracido obtuvo numerosas distinciones académicas, aparte de las ya citadas, tanto en España como en el extranjero, donde siempre mantuvo excelentes relaciones, reforzadas por sus iniciativas en la época en que ocupó el rectorado
(Rianxo, 1886 - Buenos Aires, 1950) Político, escritor y pintor español, considerado el máximo representante del nacionalismo gallego de signo progresista. Estudió y se licenció en Medicina en Santiago; colaboró en la creación del semanario El Barbero Municipal entre 1909-14, atacando el caciquismo. Fue miembro del cuerpo técnico del Instituto Geográfico y Estadístico, y profesor auxiliar de dibujo en el instituto de Pontevedra.
Se unió al movimiento Acción gallega en 1912, cuyo objetivo era despertar la conciencia de clase del campesinado gallego. Se dedicó a la pintura y consiguió en 1916 la segunda medalla en la Exposición Nacional de Madrid con el óleo Os cegos. Un momento básico para la evolución de su ideario fue la incorporación a las Irmandades da Fala, en 1916. A partir de esa fecha, va madurando el pensamiento de Castelao hasta desembocar de forma abierta en el nacionalismo
Desde 1926 fue miembro de la Academia gallega. En las Cortes Constituyentes de la República fue nombrado diputado y participó en la elaboración del proyecto del estatuto gallego. En 1926 publicó Cousas, su primer libro, compuesto de relatos breves; y luego, Os dous de sempre y Retrincos, ambas de 1934. El ensayo Siempre en Galicia, 1944, refleja claramente su ideario político-social.
La obra literaria de Rodríguez Castelao, escrita casi íntegra en lengua gallega, excepto discursos y artículos, como la colaboración en El liberal de Madrid, está en función de la realidad sociocultural gallega y de una función pedagógica de denuncia, para cuyo fin utiliza el humorismo sarcástico o esperpéntico. Expresó fielmente su voluntad de denuncia de las injusticias. Como dramaturgo merece la pena citar la obra Os vellos no deben namorarse, 1941
Sus dibujos y pinturas atestiguan la misma posición de realismo crítico que encontramos en sus escritos, marcados como están unos y otros por el humor y la ironía, al tiempo que por la tristeza y la melancolía o morriña. En 1917, abandonó definitivamente la pintura de gran formato con A tentación de Colombina para entregarse al dibujo y la obra gráfica; de hecho, gran parte de su labor de dibujante está esparcida en distintas publicaciones periódicas en las que colaboró o llegó a formar series en torno a determinados temas (Galicia mártir).
En su obra influyeron notablemente la fotografía, los dibujos satíricos de la prensa europea y, en opinión de los críticos más familiarizados con su técnica, la estampa japonesa. Por tener en la prensa el medio natural para su obra gráfica, desde 1922 trabajó en el Diario de Galicia. En sus dibujos, con frecuencia aparecen los principales representantes del paisaje de Galicia, como ese hórreo que más tarde sería aceptado como anagrama por la editorial Nós