Pintor español. Las penurias económicas, la muerte prematura de sus padres y las primeras crisis de la enfermedad que a la postre causaría su muerte hicieron muy difícil su infancia y primera juventud. Pese a todo, se formó en la Academia de San Fernando y viajó a Roma, donde inició su carrera pictórica. Después de unas creaciones iniciales de corte convencional, en 1867 presentó en París El testamento de Isabel la Católica, su obra más conocida y valorada, con la que se consagró como un gran pintor. La novedosa concepción de la pintura histórica que muestra Rosales en dicha obra y también en La muerte de Lucrecia, fueron fruto de una búsqueda de la esencialidad del hecho histórico y sus protagonistas que está muy lejos del pintoresquismo tan habitual en este género pictórico por aquel entonces. Se le deben también paisajes y hermosos retratos de sugerente colorido
(Granada, 1910 – Madrid, 1992) Poeta español. Por la fecha en que empezó a publicar, se le ubica en la Generación del 36. Estudió en Granada las carreras de derecho y letras, y filología románica en Madrid. Allí publicó sus primeros poemas en la revista Los cuatro vientos (1933). Junto con otros poetas de su generación, como L.F. Vivanco, L. Panero, J. García Nieto, con los que colaboró en la revista de la Falange Jerarquía, alentó un retorno a las formas clásicas, y su primer libro, Abril (1935), con una serie de poemas de amor, tiene influencia de los poetas del Siglo de Oro.
En la inmediata posguerra fue secretario de la revista Escorial, dirigida por D. Ridruejo. Su poética derivó en esos años hacia un barroquismo del lenguaje que incorporó elementos surrealistas y simbolistas, adaptados a una temática de cariz religioso (Retablo sacro del Nacimiento del Señor, 1940). Aunque Rosales nunca abandonó del todo su poesía de afirmación religiosa, la suya fue una obra en constante evolución, un fecundo legado que fue creciendo en vigor y originalidad.
En 1949 publicó su libro más importante, La casa encendida, largo poema narrativo y autobiográfico, ampliado en la reedición de 1967. El poeta llega de noche a su casa y ve cómo en ella se iluminan las distintas estancias que le evocan sucesivos ámbitos de su vida emocional -la niñez y los padres, el amigo muerto, la esposa- constituyendo un mundo, si bien mínimo, protegido y suficiente.
En 1951 obtuvo el Premio Nacional de Poesía con Rimas. En ambas obras se percibe un acercamiento al neorromanticismo; son poemas de carácter confidencial, intimista, en los que los motivos son muchas veces cotidianos, pero que se caracterizaron, sin embargo, por los hallazgos rítmicos y una marcada preocupación por el lenguaje: la métrica es en ellos más libre, y la lengua más coloquial.
Ya en la década de 1970 su cosmovisión se volvió más negativa. En esos años publicó, entre otros, los libros Segundo abril (1972); Canciones (1973); Diario de una resurrección (1979), obra de contenido existencial, en la que se conjugaron clasicismo y vanguardia; Un rostro en cada ola (1982) y Oigo el silencio universal del miedo (1984).
También dejó una importante obra de ensayo literario, de la que merecen mencionarse los libros Cervantes y la libertad (1960); El sentimiento del desengaño en la poesía barroca (1966) y Lírica española (1972). Fue premio Cervantes de Literatura (1982) y desde 1962 miembro de la Real Academia Española.