32.º presidente de los Estados Unidos de América . Era pariente del también presidente Theodore Roosevelt, y, como él, había estudiado en Harvard (también en la Universidad de Columbia) y había sido subsecretario de Marina (1913-20); pero, a diferencia de él, Franklin se alineó con el Partido Demócrata. Era abogado, aunque abandonó muy joven la profesión para dedicarse a la política. Fue elegido senador (1911) y gobernador del Estado de Nueva York (1928), destacando su política de lucha contra la pobreza.
La crisis bursátil de 1929 y la honda depresión económica que provocó le dieron el espaldarazo definitivo para vencer a Hoover en las elecciones presidenciales de 1932, las primeras que ganaban los demócratas desde tiempos de Wilson. Rompiendo con el principio impuesto por Washington de que los presidentes renunciaran a ser reelegidos para más de dos mandatos, Roosevelt volvió a presentarse con éxito en las elecciones de 1936, 1940 y 1944; él mismo propuso poco antes de morir la enmienda constitucional que prohibía una tercera reelección presidencial (en vigor desde 1951), por lo que fue el único presidente norteamericano en gobernar durante cuatro mandatos seguidos (1933-45), si bien la muerte le impidió completar el último
Frente al reto de la «gran depresión», Roosevelt impulsó un programa político conocido como New Deal (nuevo reparto). Aconsejado por un entorno de intelectuales y técnicos progresistas, este programa aplicó de forma intuitiva las recetas de política económica que por los mismos años teorizó John M. Keynes. Promovió la intervención del Estado para sacar a la economía del estancamiento y para paliar los efectos sociales de la crisis, aunque fuera a costa de acrecentar el déficit público y romper con algunos el tabú de la libertad de mercado. Acabó así con la edad dorada del ultraliberalismo americano, abriendo la del Estado de bienestar.
Entre sus medidas iniciales (1933) cabe destacar la reforma agraria, la Ley de Reconstrucción Industrial y la creación de la Autoridad del Valle del Tennessee (que suponía un ambicioso programa de obras públicas, arrogándose por primera vez el Estado una función planificadora). Durante una segunda fase (1935-36) reguló las relaciones laborales a favor de los trabajadores, garantizó la libertad sindical, creó pensiones de paro, jubilación e invalidez, instauró la semana laboral de 40 horas y el salario mínimo.
Este intervencionismo público y la propia popularidad del presidente le hicieron acumular un gran poder, que sus adversarios intentaron frenar; algunas de sus medidas fueron declaradas anticonstitucionales por el Tribunal Supremo. Roosevelt consiguió crear un sistema de seguridad social y reformar el capitalismo americano en un sentido moderno, que evitó estallidos sociales y permitió al país recuperar la confianza; pero en el terreno estrictamente económico, no consiguió relanzar el crecimiento hasta que la Segunda Guerra Mundial (1939-45) puso en marcha el rearme norteamericano
Efectivamente, después de la superación de la crisis económica, el gran reto de Roosevelt fue la lucha por la supremacía a escala mundial. Estableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviética e instauró una política de buena vecindad con los países tradicionalmente sometidos (renunciando al control de Cuba, Filipinas y Haití). Pero, ante la agresividad demostrada por la Alemania nazi desde la llegada de Hitler al poder (1933), Roosevelt hizo frente al aislacionismo dominante en el Congreso, puso en marcha el rearme (1938) y alineó a Estados Unidos con el bando aliado en defensa de las libertades (Ley de Crédito y Arriendo y Carta Atlántica, ambas de 1941).
Preparó así la intervención norteamericana en la guerra, que se produjo después del ataque japonés a Pearl Harbour (1941). Instauró una economía de guerra regulada por el gobierno federal, gracias a la cual movilizó todos los recursos del país y acabó imponiendo su superioridad demográfica e industrial sobre Alemania y Japón. Vencidas las potencias del Eje, Roosevelt negoció con sus aliados Churchill y Stalin la organización del mundo de la posguerra en las Conferencias de Teherán (1943), Dumbarton Oaks (1944) y Yalta (1945).
Conforme a sus ideas de entendimiento pacífico entre las naciones, Roosevelt sacó adelante su proyecto de creación de una Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se mostró conciliador hacia Stalin; pero no pudo evitar que éste adoptara una posición de fuerza, consolidando la potencia mundial de la Unión Soviética y determinando la bipolarización de la inmediata «guerra fría». Sostenido hasta el final por su esposa Eleanor (que le auxilió como una estrecha colaboradora política), Roosevelt murió de cáncer en plena negociación, sucediéndole su vicepresidente Truman
26.º presidente de los Estados Unidos de América (Nueva York, 1858 - Sagamore Hill, Nueva York, 1919). Historiador educado en Harvard y procedente de una familia acomodada, fue un polifacético y un hombre de acción (aficionado a aventuras como la que le llevó a explorar en 1914 un río del Brasil, llamado desde entonces Río Teodoro). Entró en la política de la mano del Partido Republicano, siendo elegido representante de su Estado en el Congreso (1882-84) y subsecretario de Marina (1897-98). Desde aquel puesto dirigió los preparativos para la guerra contra España de 1898; pero su ideología nacionalista y su admiración por el heroísmo militar le impulsaron a comprometerse más directamente, formando un cuerpo de voluntarios con el que desembarcó y luchó en Cuba.
Tras la victoria sobre España, el Partido Republicano aprovechó la popularidad de Roosevelt para presentarle como candidato a gobernador del Estado de Nueva York en aquel mismo año. Durante el tiempo que fue gobernador (1898-1901) mostró ya su peculiar orientación política, equilibrando un talante esencialmente conservador con medidas populistas que le granjearon el apoyo de parte del electorado progresista: impulsó la lucha contra la corrupción y defendió algunas reivindicaciones salariales.
Para evitar que aspirara directamente a la presidencia, el partido le presentó como candidato a vicepresidente en las elecciones de 1900, en las que resultó reelegido McKinley. El asesinato de McKinley poco después convirtió a Roosevelt en presidente (1901) y él mismo logró la reelección en 1904, de manera que fue presidente hasta 1909.
Su buena sintonía con la opinión pública le permitió controlar al Congreso y ejercer una presidencia enérgica. Luego dejó paso a su secretario de Estado, Taft, al cual apoyó en las elecciones de 1908. Intentó que su partido le volviera a presentar como candidato en las presidenciales de 1912. Al no conseguirlo, se presentó como independiente y obtuvo más votos que Taft; pero la división que introdujo en el electorado republicano facilitó la victoria del candidato demócrata, Woodrow Wilson
La política interior de Roosevelt estuvo marcada por su campaña contra los monopolios y el gran capitalismo (conflictos como el que le enfrentó a J. P. Morgan le dieron una reputación progresista). Pero su presidencia es recordada sobre todo por una política exterior expansiva, basada en la doctrina del big stick (gran garrote), que señala el inicio del imperialismo de Estados Unidos y de su actuación como potencia mundial.
Intervino militarmente para apoyar la secesión de Panamá respecto de Colombia, a fin de asegurarse la concesión para construir un canal de navegación en el istmo de Panamá que permitiera la comunicación entre las costas atlántica y pacífica de Estados Unidos (1903). Bajo su mandato el ejército americano estableció la base de Guantánamo en Cuba (1903), intervino en Santo Domingo (1904) y ocupó Cuba (1906).
Pero no se contentó con imponer la fuerza de Estados Unidos en el hemisferio americano, sino que promovió la proyección de su país a escala mundial, mediando -por ejemplo- en el conflicto entre las potencias europeas por la colonización de Marruecos (Conferencia de Algeciras, 1906), o para poner fin a la Guerra Ruso-Japonesa (1905). Por esta acción obtuvo el Premio Nobel de la Paz (1906). Cuando estalló la Primera Guerra Mundial (1914-18), Roosevelt se convirtió en uno de los críticos más duros de la política de neutralidad del presidente Wilson, argumentando la necesidad de que Estados Unidos interviniera en apoyo de Gran Bretaña (como finalmente ocurrió en 1917)