Poeta y ensayista venezolano. Por sus críticas al gobierno de Juan Vicente Gómez fue encarcelado y en 1929 se exilió en Colombia. De regreso a Venezuela en 1936, fue director de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación y director de la Revista Nacional de Cultura. Fue miembro del grupo "Viernes", cuya revista se convirtió en el vehículo fundamental de la vanguardia venezolana, y en la cual colaboró constantemente.
En sus primeras obras cultiva, entre otros, el tema erótico y panteísta, la solidaridad humana, que se funden en la expresión de un amor universal. Posteriormente, Rugeles manifiesta una profunda religiosidad que le lleva a la afirmación de una fe total que implica la certeza de la redención final. Dentro de la tendencia nativista y folclórica encontramos su poemario titulado Cántaro, publicado en 1937; le siguen Oración para clamar por los oprimidos (1940); La errante melodía (1943); Aldea en la niebla (1944); Puerta del cielo (1946); que recoge sonetos escritos entre 1944 y 1945; Luz de tu presencia (1947); Memoria de la tierra (1948); Coplas (1947); ¡Canta, Pirulero! (1950); Cantos de sur y norte (1954); Dorada estación (1961) y Plenitud (1966). Entre sus ensayos, conviene destacar Poetas de América cantan a Bolívar (1951), Lo popular y lo folclórico en la Táchina (1952) y Sentido emocional de la patria (1953)
(Augsburgo, 1802-Weilheim, 1858) Pintor alemán. Su obra está considerada como una de las mejores entre los numerosos ejemplos del documentalismo romántico de artistas viajeros. Viajó a Brasil (1821), donde realizó una serie de dibujos que ilustrarían más tarde el Viaje pintoresco al Brasil (1827-1835), de R. Huber. De Brasil regresó en 1825 para viajar por Italia, Francia y Gran Bretaña, volviendo de nuevo a América. En México (estado de Veracruz) realizó una serie de óleos y dibujos con paisajes, escenas costumbristas y retratos. Envuelto en una conspiración contra el presidente mexicano A. Bustamante (1834), abandonó precipitadamente el país y se trasladó a Chile, donde pintó a los indios araucanos, y posteriormente a Perú (1841-1844). También allí, y sobre todo en Buenos Aires, adonde llegó en 1845, pintó numerosos retratos y escenas de costumbres