Poeta uruguayo. Fue periodista durante algunos años y profesor universitario de Literatura Española, además de Presidente del Ateneo de Montevideo y de la Academia Nacional de Letras.
En 1912 abandonó el camino del modernismo y comenzó una etapa clasicista y filosófica, con densa impregnación oriental. En esa nueva etapa su poesía no abarca sólo al ser humano sino además a la naturaleza, a las fuerzas escondidas que se enfrentan con el gran misterio del universo y también con las posibilidades del hombre. Le canta con su poesía al río, al verde y al mar de su tierra. Lector de los Vedas, en su lírica hay una inclinación hacia las ideas orientales de iluminación de la conciencia a través de la purificación de la percepción, en una búsqueda de fusión con la totalidad. Así lo refleja en su primer libro, Pantheos (1917)
En los libros Los Adioses (1929) y Sonetos a Eurídice (1978) fue precisamente el soneto su forma de expresión lírica. Concentró su obra en la naturaleza del ser humano con Poemas del hombre (1921), en el cual reunió muchos de sus extensos poemas en verso libre, tendencia que se consolidó en Libro del amor (1930), Libro de la ensoñación (1947) y Libro de los mensajes (1958). Escribió también textos de intención dramática y exaltados panegíricos
(Trieste, 1892 - Santa Margherita Ligure, 1967) Director y compositor italiano. Aprendió a tocar el piano y el violín desde pequeño por influencia de su padre, profesor y maestro de coro en el Teatro de la Scala de Milán. Más tarde, estudió contrapunto con Michele Saladino y composición con Giacomo Orefice en el Conservatorio de Milán entre 1902 y 1910. Tras la Primera Guerra Mundial decidió orientar su carrera a la dirección orquestal en Italia y Montecarlo, en cuyo teatro de la Ópera tuvo la ocasión de dirigir el estreno de L´enfant et les sortilèges de Ravel y la primera interpretación en Francia de La Rondine de Puccini.
Tras su etapa monegasca, residió en Estados Unidos durante un corto periodo en el que estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati, y en 1929 fue solicitado por La Scala para sustituir a Arturo Toscanini como director artístico. Su debut en dicho teatro se produjo en 1930 con La fanciulla del West de Puccini. Meses más tarde dirigió allí una exitosa versión de Tristán e Isolda de Wagner que en 1939 tendría ocasión de volver a interpretar en el Festival de Bayreuth
Entre 1953 y 1957 ejerció el cargo de sobreintendente artístico de La Scala. Tras la Segunda Guerra Mundial continuó dirigiendo por Europa y por los Estados Unidos; visitó Londres, Edimburgo, Chicago, Nueva York y Boston. Si bien a finales de la década de los años cincuenta dejó de dirigir por problemas de salud, continuó vinculado a La Scala hasta 1963 como asesor artístico. Su última aparición como director tuvo lugar en 1957, con ocasión del funeral de su antecesor en La Scala, Arturo Toscanini
Llevó a la cima el estilo de dirección típicamente latino, sin excesos y con una sensibilidad muy acusada para los matices y colores orquestales. Su repertorio abarcaba desde el clasicismo hasta la música contemporánea, y era un especialista en R. Strauss, Wagner, los impresionistas franceses, Puccini y otros contemporáneos italianos de este último como Respighi o Umberto Giordano. Sus escasas grabaciones incluyen su mítica versión de Tosca, con María Callas, o el Réquiem de Verdi. Entre sus obras destaca la ópera Il Macigno (1917), estrenada en La Scala, y los poemas sinfónicos La Notte di Platon (1923) y Gethsemani (1925), todos ellos en la línea compositiva de su compatriota Respighi