Violinista y compositor brasileño. Formado en Río de Janeiro, amplió sus estudios con H.J. Keellreutter y con N. Boulanger. En 1944 entró a formar parte del grupo Música Viva; con posterioridad, ejerció como profesor en el Conservatorio de Río de Janeiro y en la Universidad de Brasilia. Es autor de sinfonías, conciertos, música de cámara, sonatas y numerosas obras para piano solo y para voz y piano
(Pinchote, Santander, 1782 - Socorro, 1819) Heroína de la independencia colombiana. Su infancia transcurrió en la provincia del Socorro, región que ya en 1781 había vivido el movimiento insurreccional de los Comuneros. En ese ambiente de rebeldía creció Antonia, en el seno de una familia que apoyó abiertamente la causa independentista desde el primer momento. Dedicada desde joven a las labores agrícolas, recibió la rudimentaria educación propia de las mujeres de su tiempo
En esa época se conformaron una serie de grupos guerrilleros para luchar contra los españoles realistas; estas guerrillas combatieron el Régimen del Terror y apoyaron al ejército patriota en la Campaña Libertadora de 1819. Antonia Santos organizó y sostuvo la guerrilla de Coromoro, convirtiendo su hacienda El Hatillo en centro de operaciones del grupo. La actuación de esta guerrilla (liderada por su hermano Fernando Santos, José Gabriel Tobar, Camilo Gaona y José Manuel Ruiz, entre otros cabecillas) fue decisiva para las victorias del Pantano de Vargas y de Boyacá, puesto que impidió el paso de las tropas que iban en ayuda de los españoles.
El 12 de julio de 1816, un destacamento militar español comandado por el capitán Pedro Agustín Vargas se presentó sorpresivamente en la hacienda El Hatillo. Las tropas españolas apresaron a Antonia Santos, su hermano Santiago y otros familiares y sirvientes de la familia, y los trasladaron hasta Socorro, donde fueron encarcelados. Antonia fue sentenciada a muerte el día 16 de julio, y ejecutada el 28 del mismo mes en la plaza pública, junto con los próceres Isidro Bravo y Pascual Becerra. La noticia de su muerte exacerbó aún más los ánimos de los grupos guerrilleros, quienes juraron continuar la lucha en su nombre