Rey de Asiria (c. 2048-2030 a.J.C.). Su reinado fue un período de gran prosperidad comercial, con un importante establecimiento de factorías en Asia Menor
(o el Viejo) Rey de Akad que unificó Mesopotamia por primera vez (?, h. 2334/2370 - ?, h. 2314/2279 a. C.). Era un funcionario de Kish, perteneciente a los pueblos semitas que se habían ido asentando entre los sumerios. Parece que se apoderó del Trono en aquella ciudad-estado y la lanzó a una gran expansión territorial, derrocando al último rey de Sumer -Lugalzaggesi-. Fundó una nueva capital en el centro de Mesopotamia, Akad, desde donde conquistó Elam (en el este), Amurru (en el oeste) y Subartu (en el norte), aprovechando la superioridad militar que daba a los akadios el empleo de arcos y flechas. Estableció así el primer Estado mesopotámico centralizado en torno a un monarca divinizado, imperio que abarcaba «las cuatro partes del mundo», desde el golfo Pérsico hasta el Mediterráneo: además de los valles del Tigris y el Éufrates, parte de Siria, Asia Menor, el oeste de Persia y quizá la isla de Chipre. Bajo su reinado se produjo una cierta uniformización cultural del país, mezclando elementos sumerios y semitas. Procuró mantener buenas relaciones con los pueblos sometidos, respetando a sus autoridades locales; pero al morir estallaron rebeliones que amenazaron la unidad del imperio. Su nieto Naramsín restableció el orden y emprendió nuevas campañas hacia Arabia y Persia