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Biografía de Carl Wilhelm Scheele

Stralsund, Suecia, 1742-Köping, id., 1786

Químico sueco. Tras ejercer como farmacéutico en varias ciudades suecas, en 1775 instaló su propia farmacia en Köping, población en la que permaneció el resto de sus días. Antes ya había iniciado sus estudios sobre la combustión química, en los que descubrió la existencia de oxígeno en el aire y llegó a la conclusión de que dicho elemento, denominado por él «aire de fuego», era, al igual que el flogisto, un componente del calor y de la luz. En 1774 definió el cloro como ácido muriático deflogisticado, y dedicó los años siguientes a aislar compuestos orgánicos como la glicerina y los ácidos tartárico, fórmico, úrico y láctico. Descubrió así mismo diferentes grados de oxidación del hierro y un método de obtención de fósforo a partir de los huesos

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(Reinherd o Reinhard von Scheer; Obernkirchen, 1863 - Marktredwitz, 1928) Militar alemán, vicealmirante durante la Primera Guerra Mundial. Estuvo al mando del Estado Mayor de la Flota de Alta Mar alemana y dirigió la escuadra naval alemana en la famosa batalla de Jutlandia, acaecida el 31 de mayo del año 1916

Scheer cursó sus estudios de bachillerato en la ciudad de Hanau, entre los años 1872 y 1878, tras lo cual ingresó como cadete en la marina de guerra alemana. De 1880 a 1890, Scheer perfeccionó su carrera como marino al realizar tres largos viajes a bordo de las corbetas Hertha (1880-1882), Bismarck (1884-1886) y Sophie (1888-1890). También tomó parte activa en la expedición encargada de sofocar la sublevación de los árabes en el África Oriental, por lo que se le concedió la condecoración de la Orden de la Corona con Espada.

Desde el año 1895, Scheer pasó a formar parte de la oficialidad del acorazado Príncipe Guillermo, siendo nombrado más tarde comandante del pequeño acorazado Niobe. En el año 1901, Tirpitz le nombró jefe de la escuadra de los torpederos alemanes, desde donde fue destinado al buque de línea Elsass, ya con el grado de comandante.

A partir de esa fecha inició una brillante y meteórica carrera militar dentro de las fuerzas navales alemanas: fue nombrado, sucesivamente, jefe del Estado Mayor de la Flota de Alta Mar alemana en 1910, bajo las órdenes directa de Henning von Holtzendorff; comandante de un escuadrón de acorazados, en 1913; director del departamento de negociado de Marina, en 1912; jefe de la tercera escuadra de acorazados en línea, en 1915; jefe de la tercera escuadra de Alta Mar, 1916; almirante, en junio de 1916; y, por último, jefe del Estado Mayor de la marina alemana, como sucesor de Henning von Holtzendorff

Antes de comenzar la Primera Guerra Mundial, Reinhard Scheer abogó por el uso de los submarinos como arma bélica imprescindible para contrarrestar la hegemonía británica en la flota de superficie, haciéndose eco de las tesis difundidas por su colega Alfred von Tirpitz, por lo que obtuvo un gran respeto y consideración por parte de la oficialidad alemana, a la par que también destacó por su gran valía como estratega en el uso de los submarinos

Al estallar la Gran Guerra, Scheer planeo un ataque submarino contra las costas británicas, usando fuerzas terrestres como medida de distracción y alineando una flota de submarinos que atacaron mediante emboscadas bien planificadas a los barcos británicos que se aventuraban hacia el mar abierto, infringiendo numerosas derrotas al enemigo, siempre evitando un enfrentamiento directo con la Armada británica, sabedor de su gran superioridad sobre la alemana

Gracias a una perfecta combinación táctica, no exenta de una cierta casualidad, las flotas británica y alemana libraron una dura batalla por el dominio del mar del Norte el 31 de mayo del año 1916, en Jutlandia, en el estrecho noruego de Skagerrak. En la famosa confrontación naval se enfrentaron la flota inglesa, que contaba con 151 navíos, entre ellos 28 acorazados, al mando del almirante John Jellicoe, y una poderosa fuerza alemana, al mando del propio Scheer, integrada por 99 unidades, entre ellas 19 acorazados.

La táctica elegida por Scheer consistió en lanzar varios ataques por sorpresa contra las formaciones británicas aisladas, utilizando para ello los cruceros mandados por von Hippen. Pero, por el contrario, los sorprendidos fueron los barcos alemanes que, después de infringir severas pérdidas al enemigo, se vieron obligados a replegarse agrupados por la espesa niebla nórdica, como consecuencia de los ataques de la escuadra de Jellicoe. Reinhard Scheer apenas pudo llegar a su base de apoyo en Wilhelmshaven gracias a una arriesgada maniobra.

En la batalla, los ingleses duplicaron en pérdidas, tanto materiales como humanas, a los alemanes, pero dada la enorme superioridad de la flota inglesa, las pérdidas y averías de sus buques fueron mucho menos sensibles para su escuadra que las sufridas por Scheer por parte de la flota alemana. Desde un punto de vista estratégico, los alemanes perdieron la batalla, puesto que su flota no volvió a combatir más en todo el resto de la guerra. Otra circunstancia, no menos cierta, es el hecho de que si Scheer no hubiera decidido abandonar el combate, la flota alemana podría haber recibido en Jutlandia una prematuro debacle

El 8 de agosto del año 1918, Scheer sucedió a Henning von Holtzendorff en el puesto de jefe del Estado Mayor General del Almirantazgo, cargo en el que estuvo hasta la caída del II Reich alemán, el 9 de noviembre de ese mismo año. En su retiro, Reinhard Scheer escribió varios libros en los que dejó plasmada su experiencia en la guerra y su pasión por el mar y los navíos, tales como La Armada germánica en la Guerra mundial (1919) y Del velero al submarino (1926)

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