Farmacólogo alemán, posiblemente la figura más destacada de la ciencia farmacológica del siglo XIX. Demostró con éxito la síntesis del ácido hipúrico en el riñón y descubrió la existencia de fermentos tisulares. Asimismo, determinó la fórmula de la histamina y contribuyó decisivamente al conocimiento farmacológico de los digitálicos y la muscarina. Bajo su férula, la Universidad de Estrasburgo desarrolló, entre 1871 y 1918, una importante labor en la fundación de la moderna ciencia farmacológica
Realizó sus estudios de Medicina en la Universidad de Dorpat (Estonia), donde recibió las enseñanzas del que, en esos momentos, era una de las eminencias de la incipiente farmacología: Rudolf Buchheim. Éste había abierto una vía en el estudio de esa ciencia al erigir allí, en 1847, el primer Instituto de Farmacología Experimental de Europa. Schmiedeberg consiguió en el año 1866 el Doctorado al presentar ante el tribunal universitario una tesis que versaba sobre la disolución del cloroformo en la sangre.
A pesar de que sus miras estaban puestas en objetivos más elevados, decidió continuar durante algún tiempo en Dorpat, donde se le ofreció, en 1868, un puesto de lector. Esta fidelidad a la institución estonia, y sus magníficos conocimientos farmacológicos, hicieron que se convirtiera en el sucesor de Buchheim cuando éste abandonó definitivamente su posición en el Instituto Farmacológico
Consciente de que debía abandonar esa ciudad para hacer realidad su sueño de dar carácter universal a la farmacología, en el año 1872 se dirigió a Estrasburgo, donde se le había ofrecido un puesto de profesor de farmacología en la universidad. Schmiedeberg pensaba que la mejor forma de impulsar su ciencia era crear un gran instituto farmacológico en el que estudiantes de todo el mundo pudiesen desarrollar las investigaciones necesarias (en aquellos momentos la farmacología era observada con recelo por el estamento médico). El instituto creado por él se convirtió, con el paso del tiempo, en uno de los más importantes del mundo. Más de 150 farmacólogos fueron formados en sus aulas. Cuando falleció, en el año 1921, pasaban de cuarenta las cátedras de farmacología europeas ocupadas por alumnos de su instituto
En Estrasburgo, Schmiedeber realizó diversos estudios sobre los ácidos carbámicos y la relación entre su estructura química y su efectividad narcótica. También se centró en el análisis de las drogas y los venenos más importantes conocidos hasta entonces, entre los que se incluían la muscarina, la nicotina, el glucósido digitálico y varios metales pesados tóxicos. Sus primeras observaciones le mostraron que la ingestión de alcanfor era excretada en forma hidroxilada con una sustancia reducida, lo que le llevó al descubrimiento del ácido glucurónico. Así fue como pudo demostrar que el ácido glucurónico era un componente del cartílago y actuaba como un disacárido de sulfato de condroitina.
La mayor parte de sus esfuerzos investigadores la dedicó a desentrañar la química de los mucopolisacáridos y las mucoproteínas; con ello logró sintetizar los componentes del ácido hialurónico y la descripción de su relación con el sulfato de condroitina, el colágeno y los amiloides
Oswald Schmiedeberg estableció sólidos cimientos para conocer con rigor la relación existente entre la composición química de un fármaco y su acción fisiológica. Él mismo definió la ciencia farmacológica, que apenas tenía cien años de existencia, como el estudio de las acciones y los efectos de las drogas en los organismos vivos. A lo largo de su vida llegó a publicar algo más de doscientos artículos y libros, además de fundar, junto a Naunyn y Klebs, el conocido como Archiv für experimentelle Pathologie und Pharmakologie. Una de sus obras más conocida fue Compendio de farmacología, publicada en 1908
(Plettenburg, Alemania, 1888-id., 1985) Jurista alemán. Profesor en la Universidad de Berlín desde 1934, su doctrina jurídica acerca del Estado se ha señalado como uno de los elementos ideológicos sobre los que se fundó el nacionalsocialismo, al que se adhirió en 1933. Dirigió una crítica constante hacia las instituciones y los principios democráticos durante la República de Weimar, cuya estabilidad contribuyó a socavar. Según su teoría, el poder real se descubre en la situación de excepción, según quién conserve la capacidad de decisión, y no de acuerdo con la atribución constitucional de poderes. También criticó el individualismo subyacente a la democracia, al considerar que el pueblo era propiamente masa, que adquiría una identidad por adhesión a un líder carismático, y por enfrentamiento al «enemigo», categoría fundamental en la constitución de un pueblo y que se establecía por decisión arbitraria del líder. Entre las obras en que desarrolló su doctrina, destacan La dictadura (1921), Teología política (2 vol. 1922, 1970) y Estado, movimiento, pueblo (1933)