Explorador británico famoso por sus viajes a la Antártida y especialmente por el pulso que sostuvo con el noruego Roald Amundsen en el intento de alcanzar por primera vez el Polo Sur. A principios del siglo XX, tal objetivo se convirtió en una empresa competitiva, en la que coincidieron los intereses científicos y económicos de las naciones europeas y las ambiciones personales de algunos exploradores. Roald Amundsen y Robert Falcon Scott fueron los protagonistas paradigmáticos de esta pugna de aventura y prestigio
La Antártida es un vasto territorio desértico e inhóspito, de planicies, montañas, volcanes y abismales grietas bajo un manto helado, en cuyos mares periféricos flotan colosales témpanos de hielo como islas; un territorio donde los vientos pueden soplar a más de 200 km/h y las temperaturas descender a casi 90 ºC bajo cero. La conquista de este continente aparecía en las primeras décadas del siglo XX como un ineludible desafío para el hombre occidental. Las expediciones al Polo Sur, bajo condiciones topográficas difíciles, precisan de una preparación minuciosa, y a menudo requieren estancias de varios inviernos. Dominar este soberbio medio físico y lograr el éxito personal fueron los acicates de una dramática carrera en la que, aun a costa de la vida, sólo valía vencer
Robert Falcon Scott
A pesar de su débil constitución física y de su salud quebradiza, Robert Falcon Scott logró ingresar a los trece años en la Armada Real británica. Cinco años más tarde, en 1886, entró a formar parte de la escuadra de las Indias Occidentales, que se encontraba al mando del famoso explorador ártico Albert Hasting Markham. Por su buen hacer y dedicación a la marina, Scott fue promovido, en 1891, al puesto de lugarteniente a bordo de la nave Majestic, capitaneada por George Egerton, otra leyenda viva de la marina británica. Scott se especializó en expediciones marítimas de interés científico
Ya en el último decenio del siglo XIX se habían desarrollado algunas exploraciones antárticas con el objetivo de alcanzar el Polo Sur. El noruego Leonard Kristensen (1895), su compatriota Carsten Borchgrevink (que llegó a alcanzar la latitud 78º 50´ en 1899) y el belga Adrien de Gerlache (1898) habían comenzado a allanar el camino. Los británicos participaban de ese interés por el continente blanco. En 1899, sir Clements Markham, presidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres, organizó una importante expedición a la Antártida y eligió a Scott para dirigirla. Markham siguió en ello el consejo de George Egerton, quien consideraba que Scott reunía las cualidades necesarias para una empresa de semejante envergadura: era un buen científico y un excelente oficial. La expedición fue costeada en su mayor parte por el rico industrial Lewellyn Longstaff
El primer viaje
(Londres, c., 1702-Bath, 1772) Pintor británico. Uno de los más distinguidos pintores de vistas topográficas, en la línea de Canaletto, en las que se distinguió por su captación de la húmeda atmósfera nórdica (Muelle en el Támesis)