Narrador y político italiano que defendió en sus novelas y ensayos la moral de la razón frente a la desintegración y el caos propugnados por la mafia o el terrorismo italianos
No desdeñó ni la opinión (como puso de manifiesto en El caso Aldo Moro, donde reflexionaba sobre el secuestro del presidente de la Democracia Cristiana) ni la participación política directa: fue diputado del partido Radical entre 1979 y 1983. Su posición de intelectual comprometido no tuvo una representación literaria torpe o dogmática. Por el contrario, utilizó una escritura de tipo clásico para iluminar con precisión extrema ciertas zonas de la realidad.
Las parroquias de Regalpetra (1956), vinculada a la tradición del neorrealismo y de la literatura meridional, fue la primera novela que despertó un interés nacional. Al igual que los relatos de Los tíos de Sicilia (1958 y 1961) eran documentos ficticios de un imaginario rincón de Sicilia. Como subrayó más tarde, estos textos fundaron una indagación sobre "la historia de una progresiva desaparición de la razón y la historia de aquellos que fueron convulsionados y aplastados por ese ocaso del pensamiento".
Sciascia utilizó las formas de la novela negra para desentrañar el asesinato del sindicalista comunista Miraglia en El día de la lechuza (1961), primer relato donde la mafia se representa como una organización socio-económica dentro del Estado, y en A cada cual lo lo suyo (1966). Proceso y enjuiciamiento de una realidad que le llevó a decir: "Odio, detesto Sicilia en la misma medida que la amo". La indagación histórica y las falsificaciones e imposturas del pasado dan forma a El consejo de Egipto (1963) y también a Muerte del inquisidor (1964), personaje que reaparece, junto con los horrores del sistema de castigos, en los relatos ensayísticos de La cuerda de los locos (1970).
La realidad italiana metafórica o directa aparece en El contexto (1971) y Todo modo (1974), novelas donde se combina la pérdida de la racionalidad con las complejidades barrocas originadas en los trágicos y oscuros acontecimientos de la década de 1970. Inspirado en Voltaire, escribió Cándido o un sueño siciliano (1977), suerte de autobiografía intelectual en la que propone algunas soluciones racionales a las tinieblas y expresa su desencanto de las formas políticas tradicionales.
No menos interesantes resultan los ensayos que dedicó a la memoria de ciertos personajes y hechos notables: Atti relativi alla morte de Raymond Roussel (1971), que se suicidó en Palermo en 1933, o Los navajeros (1976), sobre un complot urdido en 1862; o los relatos cortos de corte policiaco como La desaparición de Majorana (1975), sobre la extraña ausencia de un físico. Sus últimas obras importantes fueron 1912+1 (1986) y El caballero y la muerte (1989), basado en un grabado de Durero y donde, a modo de testamento, analiza la experiencia de la muerte
(Macerata, 1904-Arco, Trento, 1933) Pintor italiano. Fundador con M. Mafai y Antonietta Raphael de la escuela de la vía Cavour, núcleo de la Escuela Romana. De un primer realismo mágico pasó a obras en la línea de un expresionismo visionario (La cortesana romana)