Escritor japonés. Creció en el seno de una familia acomodada que presumía de descender de la aristocracia militar de la época Tokugawa (1600-1867). Su juventud fue amarga debido a los enfrentamientos con su padre, quien no aprobaba ni su decisión de dedicarse a la literatura, algo que todavía estaba mal visto por la sociedad bien pensante, ni su humanismo idealista, inspirado por las ideas de Uchimura Kanzo, convencido apologista de una propaganda antimilitarista y de un cristianismo sin Iglesia.
El contraste generacional entre los jóvenes exponentes del nuevo Japón, más sensibles a los ideales de libertad e idealismo, y los representantes de la sociedad salida de la Restauración Meiji (1868), todavía anclada a valores "feudales", será uno de los temas recurrentes en sus novelas. Sin embargo, dejó al margen el análisis de las motivaciones sociales y se concentró en los aspectos psicológicos y emocionales en que ambas partes se ven implicadas.
En 1910, junto con Mushanokoji Saneatsu, Arishima Takeo y otros, fundó la revista Shirakaba, que se publicó de forma ininterrumpida hasta 1923 y dio un notable impulso a la vida literaria, adquiriendo gran fama por el compromiso idealista y el mensaje de humanitarismo de sus miembros. En la valoración del individuo, que sigue siendo la medida esencial de su problemática, pusieron de relieve la potencialidad creadora y la dimensión espiritual, en clara oposición con la visión pesimista y materialista en que parecía estar embarrancado el movimiento naturalista de principios del siglo XIX.
En el mismo período, el autor recibió los primeros reconocimientos en el plano literario, aunque su actividad de escritor se había iniciado con anterioridad. En 1975 se recopilaron y publicaron más de cien fragmentos de obras empezadas antes de 1910, que forman la base de narraciones posteriores y ponen de manifiesto el constante trabajo de revisión, control e investigación lingüística al que se dedicó Naoya Shiga, que dio como resultado una prosa llena de sofisticada simplicidad y una perfecta estructura armónica en sus narraciones.
Sus primeros cuentos Koke no toko (Lecho de musgo) o Dainamaito (Dinamita), ambos escritos en 1907, están basados en complejas historias de trasfondo trágico, que se desarrollan en pequeñas comunidades mineras, y se entretienen en la elaboración de una trama y en la descripción de vivencias no exentas de acción. Una estructura que aparece en obras posteriores como Han no hanzai (El delito de Han), de 1913, o Akanishi Kakita (Akanishi Kakita, 1917), mientras que en Sobo (La abuela), escrito en 1908 y con posterioridad desarrollado en Aru usa (Una mañana), de 1918, plantea como tema un episodio aparentemente banal: la disputa y la reconciliación entre el joven narrador-protagonista y su hermana, sucesos descritos ciñéndose a los hechos, sin que el autor intervenga en la introspección psicológica de los personajes.
Este hecho no sólo representa la primera contribución conocida del autor al desarrollo de la "novela del yo" ("watakushi shoshetsu"), un género que tuvo enorme prestigio durante el siglo XIX, sino que señala las líneas esenciales de su prosa: la presentación de sucesos cotidianos en el círculo familiar, y unas descripciones lineales, donde la complejidad psicológica se expresa con pocas y sencillas palabras.
Un procedimiento similar se encuentra en Abashiri made (Hasta Abashiri), de 1910, y en muchas otras narraciones cortas que consolidaron la fama del escritor. Entre ellas, En Kinosaki (A Kinosaki) y Horibata no sumai (La casa sobre la acequia), de 1923, las cuales representan otra fase de evolución. En la primera, el protagonista, a través de la muerte de tres pequeños animales, llega a reflexionar sobre la precariedad de la propia existencia y a percibir que el hombre y la naturaleza que lo rodea están en una misma dimensión. En la segunda, opta por una existencia que prima la relación con la naturaleza y los animales, incluso por encima de sus propios congéneres, y sólo a través de esa relación puede obtener la capacidad para una más armoniosa integración con los seres humanos.
Después de Wakai (Reconciliación), de 1917, que es la crónica de la reconciliación con el padre, que se produjo realmente en 1917, tras años de tensiones, inició la publicación de una novela larga, An´ya koro (El camino hacia las tinieblas), de 1919-1937, a cuya composición dedicó más de veinte años de continuos esfuerzos en la frustrante búsqueda de un resultado que le resultara satisfactorio. An´ya koro, que inicialmente debía desenvolverse en torno al enfrentamiento entre padre e hijo, se alargó hasta incluir elementos de más vasto alcance, y una trama más elaborada que revela el esfuerzo del autor por pasar de una "verdad" autobiográfica y llevar a buen puerto la finalización de la novela.
Naoya Shiga fue muy admirado por sus contemporáneos, que le tributaron los mayores reconocimientos y le dedicaron los apelativos más lisonjeros, y apreciado incluso por escritores, como Kobayashi Takiji, que estaban en posiciones ideológicamente más radicales pero que le reconocían como maestro. También se le estimó por su negativa a comprometerse con la propaganda militarista antes de la guerra, a la que siempre criticó. Fue un exponente de una narrativa compleja, difícil de traducir y de presentar fuera del Japón. Su gran influencia sobre muchos escritores, incluso sobre aquellos que se le opusieron, como Dazai Osamu, con quien sostuvo un vivaz y amargo debate en los años de la posguerra, es un testimonio de la medida de su personalidad y de su indudable prestigio
(Oita, 1887-Yugawara, 1957) Político japonés. Embajador en numerosos países y último ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno del general Tojo (desde abril de 1943 hasta el final de la guerra), fue quien firmó la rendición de Japón el 2 de septiembre de 1945. Condenado en 1948 a 7 años de prisión por crímenes de guerra, fue puesto en libertad en 1950 y rehabilitado en 1952. Volvió a ser ministro de Asuntos Exteriores (1954-1956) y, después, fue representante de Japón ante las Naciones Unidas