Artista mexicano. Expuso con el grupo Evolución en su ciudad natal en 1935 y un año después en México. A partir de 1952 viajó asiduamente a Europa, y fijó su residencia en Roma (1969-1975) y posteriormente en París. Su pintura, de tonos austeros y sombríos, está muy influida por los grandes maestros muralistas. Obras representativas son Retrato de Diego (1952) y Las calaveras (1980). Además ha cultivado el grabado, la serigrafía, la cerámica y la escultura
(Mar del Plata, 1943 - Buenos Aires, 1997) Narrador y periodista argentino que reflejó con irónica objetividad la realidad de su país. Pasó su infancia y adolescencia en su ciudad natal y en las provincias de San Luis y Río Negro, cuyos paisajes evocaría en su obra y en sus columnas periodísticas. Fue futbolista y, tras variados empleos, se dedicó al periodismo político, deportivo y cultural.
Osvaldo Soriano
Forjado en las redacciones, trabajó en la revista Primera Plana y en el diario La Opinión. En 1973 publicó la novela Triste, solitario y final; considerada su mejor obra, todavía hoy continúa hoy reeditándose con éxito. Tras el golpe militar de 1976, abandonó Argentina y no regresó a su país hasta el advenimiento del gobierno democrático de Raúl Alfonsín. Vivió en México, Bruselas y París hasta su regreso en 1984. Desde entonces y hasta su muerte colaboró en el diario Página/12.
La narrativa de Soriano se apoya tanto en los artificios clásicos del género novelesco (construcción de personajes y diálogos) como en los lineamientos del periodismo (un estilo llano y fácilmente asimilable para el lector) y en esa combinación obtiene sus mejores beneficios. Sus novelas se basan en tramas de trazado muy profundo, a través de una sintaxis y un léxico descarnados, según modelos narrativos que llevan al lenguaje cinematográfico y a la novela negra americana. En Triste, solitario y final (1973), el cine y la novela policíaca se convierten totalmente en el tema de una narración cuyos personajes son Stan Laurel, Oliver Hardi, John Wayne, Charlot, Marlowe y otros, retratados con la melancolía, el amor y el desencanto propios de un cinéfilo.
Su conciencia estilística, articulada para alcanzar normas, temas y mitos colectivos, y su tono narrativo descuidado y elíptico, que le permite su bagaje de nociones y conocimientos comunes, dan una medida exacta de la obra de Osvaldo Soriano. No habrá más penas ni olvido (1979) y Cuarteles de invierno (1981) están narradas en clave de tango por personas cultas. Con la conciencia de narrar por enésima vez las tragedias públicas y privadas que están destinadas a repetirse, también por enésima vez, afronta el tema de la violencia política en Argentina, del peronismo y del pugilato, rediseñando la figura del campeón deportivo en el ocaso.
Artistas, locos y criminales (1986) es una colección de artículos periodísticos, a través de los cuales se puede hacer un recorrido por los caminos estilísticos y temáticos del autor. Una de sus obras más conocidas es El ojo de la patria (1992), relato de las delirantes aventuras de un agente secreto argentino, Julio Carré, en el París de los años 90
El resto de su producción incluye, entre otras obras, Rebeldes, soñadores y fugitivos (1987), A sus plantas rendido un león (1988), Cuentos de los años felices (1993), La hora sin sombra (1995) y Piratas, fantasmas y dinosaurios (1996). Sus obras han sido traducidas a numerosas lenguas, y algunas fueron llevadas al cine. El director Héctor Olivera adaptó para la gran pantalla su novela Una sombra ya pronto serás (1990), con guión del propio autor. Al margen de su valorada obra literaria, sus artículos deportivos, centrados sobre todo en el mundo del fútbol argentino, despertaron siempre la admiración de su nutrida hueste de lectores