Ajedrecista ruso. A los diez años aprendió a jugar al ajedrez y alcanzó el título de maestro nueve años después, en el Torneo Principal Internacional de Nuremberg, donde se inició de modo profesional. En 1904 abandonó Rusia y se marchó a Ginebra. En 1924 fijó definitivamente su residencia en París. Con un juego arriesgado, contribuyó a enriquecer la teoría del juego, marcó con un sello especial a toda una época y participó en la formación de una generación de jóvenes maestros. Sus grandes ideas aportaron al ajedrez moderno las bases para escuela la hipermoderna. Escribió algunas obras especializadas, entre las que destacan por su importancia La partida hipermoderna y Breviario de ajedrez. Al final de sus días recopiló una serie de partidas en un libro que tituló 500 partidas magistrales de ajedrez
(Pirano, actual Italia, 1692-Padua, id., 1770) Violinista, compositor y teórico de la música italiano. Fue uno de los mayores virtuosos del violín de su época, cuyas innovaciones en la escritura para dicho instrumento sólo pudieron ser superadas por Niccolò Paganini en el siglo XIX. Su vida estuvo plagada de incidentes novelescos: destinado a la carrera eclesiástica por su familia, en 1713 colgó los hábitos para casarse con una joven de modesta condición, aunque protegida del cardenal Cornaro de Padua, circunstancia que le granjeó la enemistad con aquél. Se tuvo que refugiar en el monasterio de Asís, lugar en el cual prosiguió con su formación musical bajo la tutela del músico bohemio Bohuslav Cernohorsky, y en donde compuso una de sus obras más célebres, El trino del diablo. De regreso en Padua en 1715, inició una carrera de virtuoso que le llevó, durante un corto período de tiempo, hasta Praga. En 1726 se estableció definitivamente en Padua, dedicándose a la interpretación y la enseñanza. La práctica totalidad de su obra, que comprende más de 125 conciertos, está dedicada a su instrumento musical. Se le deben también algunos textos teóricos, como el Trattato di musica, publicado en 1754