Almirante austríaco. Participó en varias batallas navales contra los daneses (Helgoland, 1864) y posteriormente contra los italianos (Lissa, 1866), tras las cuales consiguió el grado de comandante en jefe de la marina austríaca. En 1859 acompañó al emperador Maximiliano de México en su viaje a Brasil
José Luis Tamayo nació en Chanduy, Cantón Santa Elena, provincia del Guayas, el 29 de Julio de 1858. Hijo legítimo de Manuel Tamayo Roca, comerciante ambateño quien pasó a Chanduy a mediados del siglo y se dedicó al cultivo de la orchilla, exportándola en sus barcos hacia el norte del Perú donde tenía muy buenos precios y era usada como tinte o colorante. En uno de esos viajes falleció de fiebre amarilla y su esposa Josefa Terán Martínez, al conocer por carta la mala noticia, gritó ¡Dios mío! sufrió un fulminante infarto y cayó muerta, dejando en la orfandad a sus hijos Dolores de cinco y José Luis de tres y dos años de edad, que fueron recogidos por su abuela materna, Jacinta Martínez profesora en Chanduy, quien les dio las primeras letras.
José Luis Tamayo
En 1.869 salvó la vida de su padrino de bautizo Luis de Tola y Avilés, que se ahogaba en las aguas embravecidas de Chanduy, en gratitud éste lo pidió para tenerlo en su casa de Guayaquil y matricularlo en el Colegio San Vicente del Guayas, donde dictaba sus cátedras y tenía fama de adusto y serio; pues antes de meterse a cura, había sido marino y guardaba la rígida disciplina militar en todos sus actos, de suerte que “templó al alma de su ahijado en los proyectos de una elevada moral y orientó su mentalidad por las sendas del saber y la cultura”. En 1.878 el joven se graduó de Bachiller con espléndidas calificaciones. Era de conducta arreglada y fino talento, vivía con otros estudiantes protegidos del ya Obispo Tola en los bajos de su casa de Víctor Manuel Rendón y P. Icaza (pues daba a ambas calles).
En 1.879 empezó a enseñar Latín en ese colegio, colaboró en la sección literaria del Diario “La Nación” y comenzó estudios de Jurisprudencia. De esta época son numerosas publicaciones de índole literaria aparecidas en diferentes periódicos y revistas de Guayaquil, especialmente en el semanario “El Cometa” el 83, donde también colaboraban Cesáreo Carrera, Nereo Cabezas, Simón Ceballos, Heráclito Vera, Carlos Carbo Viteri y Delfín B. Treviño.
El 1°. de Octubre de 1.886 y con Manuel Tama Vivero, arrendó la imprenta de Calvo y Cia. y asumió la dirección del gran trisemanario “Los Andes”, le dio más color local aumentando su información y en cuyas columnas escribió con altivez, patriotismo y justicia, protestó por el fusilamiento de Vargas Torres y por ello fue sindicado de conspirador y en Mayo del 87 notificado con una orden de confinio a la capital de la República.
Ese mismo año se incorporó de abogado y regresó a Guayaquil, volviendo al periodismo desde las columnas del “Diario de Avisos”, también tuvo a cargo una cátedra de literatura en el San Vicente del Guayas y con Manuel Tama Vivero fundó “La Revista Literaria” de corta duración, de aparición semanal y que se imprimía en los talleres de La Nación.
En 1.887 murió el Obispo Tola, no sin declarar: “si hubiera tenido un hijo, no habría sido tan bueno y cariñoso conmigo, como mi ahijado José Luis”.
Desde Septiembre de 1.888 colaboró en el diario vespertino “La Opinión Pública” que se editaba en la imprenta Bolívar. Entonces fue electo vocal fundador de las “Sociedad Liberal Republicana” que presidía el Dr. Juan Emilio Roca Andrade con la finalidad de publicar un periódico que se tituló “La Reforma” y presentar candidatos para las Cámaras del Senado y Diputados.
En 1.890 fue designado Síndico del Concejo Cantonal de Guayaquil, en 1.892 de la Sociedad Filantrópica del Guayas y con sus compañeros de labores en el “Diarios de Avisos”, José de Lapierre y Luis Felipe Carbo, formó una sociedad para editar una obra relacionada con la Exposición Universal de Chicago, viajando a los Estados Unidos y recogiendo numeroso material informativo y gráfico. A su regreso escribió la parte expositiva y la descripción política de “El Ecuador en Chicago” y el resto corrió de la pluma de José Antonio Campos. Dicha obra es un clásico de la literatura nacional y constituyó un éxito sin precedentes por la bondad de su lectura, profusión de gráficas y retratos y elegantes impresión.
En 1.895 formó parte del Comité investigador del bullado asunto de la venta de la bandera. El 18 de abril fue apresado por orden del Gobernador Gabriel Luque González, por ser redactor de El Grito del Pueblo y hubiera salido al destierro, pero el gobierno dio pie atrás y dispuso la libertad de los detenidos políticos.
Para la revolución liberal del 5 de Junio de 1.895 fue enviado a asumir la Jefatura Civil y Militar de Manabí. De regreso a Guayaquil pasó a ocupar la secretaría de la Gobernación, al arribo de Alfaro estuvo entre los oradores que hablaron en la gobernación y ocupó la subsecretaría del Ministerio del Interior de la dictadura, viajó a la Sierra con el Ejército, asistió a la batalla de Gatazo y después se hizo notar en Riobamba, al lado de Alfaro”.
“Entonces ocurrió el alejamiento de Carbo del Ministerio del Interior y fue designado en su reemplazo, entrando en Quito como vencedor. Terminada la campaña, Alfaro le ofreció el grado de Coronel que rehusó aceptar por considerarlo desproporcionado y renunció casi enseguida para regresar a Guayaquil, donde perdió la totalidad de sus bienes en el Incendio Grande de Octubre de 1.896.
En 1.897 fue electo Secretario de le Cámara de Comercio y Síndico de la Sociedad Filantrópica del Guayas. Ese año contrajo matrimonio con Esther Concha Torres, a quien había conocido en casa de Darío Egas Sánchez durante un bautizo. Fue un matrimonio modelo que tuvo seis hijos.
En 1.898 fue diputado por Esmeraldas, asistió al Congreso extraordinario y salió electo Presidente del Senado, repitiéndose dicho honor al año siguiente.
Durante la campaña presidencial de 1.901 apoyó como el resto de liberales la candidatura oficial del General Leonidas Plaza, quien le ofreció la cartera del Interior pero “rehusó marchar a la capital por el poco sueldo”. Meses después la provincia de Esmeraldas volvió a elegirlo Senador. En 1.902 fue Presidente de esa Cámara, ocurrió su alejamiento definitivo del alfarismo y pasó a la oposición.
En 1.905 apoyó la candidatura oficialistas de Lizardo García que triunfó ampliamente en las elecciones y Tamayo volvió a ser electo Presidente de la Cámara del Senado; mas, al producirse la revolución de Enero de 1.906 y el triunfo de Alfaro en los campos de Chasqui, se reintegró a sus actividades privadas y no volvió a participar en política sino hasta 1.907, en que, con motivo de la asonada contra Alfaro en la Gobernación del Guayas, su casa fue allanada y salió al Perú; de allí siguió a los Estados Unidos y Francia hasta que varios amigos gestionaron y obtuvieron su regreso.
Para entonces era uno de los más respetables miembros del foro guayaquileño, vivía con mucha holgura en una casa del malecón, con su esposa, hijos y suegra, la famosa “Misia Delfina de Concha, madre de héroes”, quien lo prefería de entre todos sus yernos porque era muy atento y la tenía en su casa y en alguna ocasión le había traído de vuelta una lora escapada hacia el vecindario.
En 1.912, cuando ocurrió el arrastre de Alfaro y sus tenientes y la consecuente revolución de su cuñado Carlos Concha, mantúvose neutral y por tal motivo creció su fama de verticalidad en el grupo liberal placista. En 1.916 sonó su nombre para ocupar la presidencia de la República pero se prefirió al Dr. Alfredo Baquerizo Moreno por el parentesco político que tenía con Plaza, según se rumoró entonces; sin embargo, se le ofreció a Tamayo designarlo sucesor de Baquerizo en 1.920.
Ese año fue miembro de la Junta Provincial del Partido Liberal del Guayas y se lanzó su candidatura frente a la del Dr. Gonzalo S. Córdova, que renunció con la promesa de ser elevado en 1.924, lo que efectivamente sucedió. Tamayo ascendió al poder el 1°. de Septiembre de 1.920 con 126.945 votos derrotando al candidato conservador. “El pueblo esperaba mucho de él por su nombre limpio y gran prestigio jurídico, porque tenía el más alto bufete profesional”; pero en el ejercicio del cargo decidió contar con elementos de todos los partidos y designó canciller al conservador Nicolás Clemente Ponce.
En Guayaquil, en cambio, para neutralizar la influencia política de Enrique Baquerizo Moreno, empezó a contar con los servicios del joven abogado Carlos A. Arroyo del Río, a quien protegió.
A esta política de acercamiento al conservadorismo, se llamaba “Nacional” y los miembros del Oficialismo dieron en alabarla, formándose el “Partido Nacional” de entre las filas de liberalismo tradicional; sin embargo, ya existía una generación de jóvenes idealistas que habían perdido la fe en el liberalismo y que estaba en pugna con la llamada política nacional del gobierno, que se agravó con la dura realidad económica que se vivía en 1.922 a causa de la caída de las exportaciones del cacao. En Noviembre ocurrió una huelga general en Guayaquil que fue degenerando en enfrentamiento con el ejército y en la mañana del 15 las calles estaban desiertas, los almacenes no abrieron sus puertas y se cortaron las comunicaciones.
El pueblo salió al medio día y desde las tres de la tarde fue dispersado a tiros por el Jefe de zona General Enrique Barriga, produciéndose más de quinientos muertos, la mayor parte de los cuales fueron arrojados al río. La oposición abrió todos sus frentes al gobierno, la prensa no silenció el crimen, el partido liberal se levantó en multitudinaria Asamblea y sus juventudes declararon la oposición al régimen siguiendo los nuevos caminos del socialismo y de otras tendencia de la izquierda revolucionaria; sin embargo, Tamayo no se doblegó, mostrándose inflexible en su política “Nacional” hasta el final; aun más, felicitó al ejército el 16 de Noviembre en los siguientes términos: “Estoy orgulloso de nuestro ejército y quisiera estar en esa ciudad para abrazar estrechamente en nombre de la Patria a cada uno de esos valientes y magnánimos camaradas”.
El 7 de Junio de 1.924 falleció la primera dama de la nación a consecuencia de un cáncer al seno y poco después concluyó el periodo, Tamayo entregó el mando al Dr. Córdova y se retiró “con las manos limpias y más pobre que nunca, a su soledad de filósofo desengañado de la política y con el juramento de no volver a aceptar ningún cargo público”; pues, era tan grande la reacción del país por la matanza de el 15 de noviembre que comprendía que ya no podía actuar en política. Durante su mandato empezó el desarrollo de la aviación nacional, se inauguró la pista de aterrizaje “Cóndor” en Durán, se iniciaron las obras de saneamiento de Guayaquil, se construyó el edificio de la gobernación del Guayas, se instaló el servició de faros en la costa y vinieron al país la Misiones militares de Italia y pedagógica de Alemania, funcionando la escuela Modelo.
Nuevamente en su estudio se negó sistemáticamente a aceptar homenajes o pensiones, rechazando la que le asignó el Congreso con la siguiente frase “Vivo muy honroso con mi pobreza”; sin embargo, en 1.940, desempeñó la presidencia sin sueldo del Concejo Cantonal y en 1.942 fue declarado “Mejor Ciudadano de Guayaquil”. Entonces vivía con su hijo José Luis y a raíz de la revolución del 28 de mayo de 1.944 fue a acompañarle en prisión, permaneciendo siete días en el cuartel hasta que se ordenó la libertad de su hijo y ambos se reintegraron al hogar.
A principios de Junio de 1.947 aún se mostraba activo y entusiasta. Diariamente concurría a su estudio y trabajaba hasta de noche, pero una tarde, cuando estaba redactando el testamento de Lautaro Aspiazu Carbo, fue atacado de un derrame cerebral que le imposibilitó continuarlo y volviéndose a su hijo le gritó: “Mijo, estoy perdido”.
Llevado a su casa permaneció 21 días enfermo en cama y aunque quería volver a su trabajo los médicos se lo impidieron, falleciendo el 7 de Julio a eso de las 2 y ¼ de la tarde. Su capilla ardiente se realizó al día siguiente y su sepelio tuvo grande acompañamiento.
Valiente, musculado y deportista. En cada aniversario de la Matanza del 15 de Noviembre paseaba por las calles y en una ocasión alguien quiso faltarle al respeto, pero se defendió con su bastón sacando en fuga a su agresor. Adusto en lo exterior, cariñoso y bondadoso en confianza, protegió a los suyos y a numerosos compadres, amigos y relacionados, con plata y personas, al punto que mensualmente distribuía numerosas ayudas. De cabellos canos, ojos café, cejas arqueadas, nariz recta, labios finos y contextura gruesa; amó el mar y cuando podía se escapaba a las playas, gozando sanamente de la naturaleza.
Además tenía la curiosa costumbre de dar limosna los sábados por la mañana a más de 50 pobres de la cuidad y era de ver las filas que se formaban en los bajos de su estudio.