Pensador y político liberal francés. Procedente de una familia noble, Tocqueville fue uno de los observadores más lúcidos del cambio producido en su época por la revolución liberal. Estudió Derecho y obtuvo una plaza de magistrado en Versalles en 1827. Pero su inquietud intelectual le llevó a alejarse de la rutina en 1831, viajando a los Estados Unidos para estudiar su sistema penitenciario.
La estancia en aquel país le sirvió para profundizar en el análisis del sistema político y social norteamericano, que retrató en su obra La democracia en América (1835-40). En ella reflejó su admiración por el modelo liberal-democrático americano, que consideraba mucho más equilibrado que el que propugnaban los revolucionarios europeos (por elementos moderadores, como la autonomía local).
Tocqueville abandonó la magistratura para dedicarse a la producción intelectual y a la actividad política: en 1839 fue elegido diputado y en 1841 miembro de la Academia francesa. Condenó tanto la Revolución de 1848 (que acabó con la Monarquía de Luis Felipe) como el golpe de Estado de Napoleón III en 1851-52 (que liquidó la Segunda República y dio paso al Segundo Imperio). Pero, entre ambos acontecimientos, aceptó servir a la Segunda República como ministro de Asuntos Exteriores (1848), antes de retirarse definitivamente de la política.
Concentrado sobre su labor intelectual, fue entonces cuando escribió su obra cumbre -e inacabada- El Antiguo Régimen y la Revolución (1856). Sostuvo allí que la Revolución francesa no había constituido una ruptura radical con el pasado, pues se había limitado a confirmar tendencias reformistas esbozadas a lo largo del siglo XVIII, que ya apuntaban hacia una uniformización de la sociedad y una centralización del Estado.
Por lo demás, Tocqueville contribuyó a convencer a sus contemporáneos de que el signo de los tiempos iba en el sentido de la democratización, pero que la defensa de la libertad individual exigía medidas para impedir que degenerara en un cesarismo populista (como el que representaba Napoleón III): división de poderes, descentralización política… y, sobre todo, fomento de la conciencia cívica de los ciudadanos para hacerles amantes de la libertad y capaces de resistirse contra cualquier despotismo
(?-960) Reina de Navarra (?-925). Nieta de Fortún Garcés, se casó con Sancho I Garcés, con quien tuvo a García Sánchez. Regente de su hijo tras la muerte de su esposo (926), intervino en la sucesión del trono leonés, vacante al morir Ramiro II (951), apoyando a su nieto Sancho I el Craso frente a Ordoño III