Sacerdote colombiano que recibió el apodo de El cura guerrillero.
Camilo Torres Restrepo nació en el tradicional barrio de La Candelaria, en el seno de una familia burguesa conformada por el prestigioso pediatra y científico Calixto Torres Umaña e Isabel Restrepo Gaviria, unión de la que nacieron Fernando y Camilo; con anterioridad, doña Isabel había enviudado y tenía dos hijos, Gerda y Edgar Westendorp.
Su progenitores eran personas totalmente disímiles: el padre, concentrado en sus investigaciones y consultas, era poco amigo del boato social, mientras que la madre era todo lo contrario: extrovertida, amiga del gasto excesivo, de las reuniones, los tés y las frivolidades, aunque muy humana y comprensiva con sus hijos. Una pareja así poco futuro tenía y finalmente el matrimonio se disolvió en 1937
La primera formación intelectual de Camilo Torres Restrepo fue bastante exigente. En 1931, cuando apenas contaba dos años de edad, su padre fue nombrado representante de Colombia en la Liga de las Naciones con sede en Ginebra; así, aprendió simultáneamente las primeras letras en castellano y francés. Para ese entonces ya el matrimonio Torres-Restrepo funcionaba mal y al año largo de vivir en Suiza se produjo una primera separación. Doña Isabel y sus cuatro hijos se trasladaron a Barcelona, ciudad a la que fue a buscarlos el doctor Torres y desde la que regresaron a Colombia en 1934.
Los niños Torres Restrepo fueron matriculados en el Colegio Andino, pero Camilo terminó su bachillerato en el Liceo de Cervantes en 1946. Buena parte de la infancia y la adolescencia las pasó Camilo en el campo, pues después de la separación doña Isabel decidió vivir en una finca lechera ubicada en las afueras de Bogotá. Camilo se vinculó a los boy scouts y desde un principio mostró indudables dones de líder, aunque era indisciplinado, "mamagallista" y muy dado al romance y a la dolce vita
Durante el primer semestre de 1947 entró a estudiar derecho en la Universidad Nacional. Pero, gracias al contacto con dos promotores dominicos y luego de un período de incertidumbre, decidió hacerse fraile de la comunidad de Santo Tomás y quiso partir, a escondidas de su madre, al noviciado de Chiquinquirá.
Doña Isabel alcanzó a detenerlo en la estación de La Sabana. Vino un período de oposición paterna, otro de diálogo y finalmente, en septiembre de 1947, los esposos Torres-Restrepo aceptaron que su hijo entrara en el Seminario Conciliar de Bogotá, ubicado en las muy exclusivas y apetecidas sierras del Chicó
Siete años dedicó Camilo Torres Restrepo a su preparación. Se ordenó como sacerdote el 29 de agosto de 1954 y su primera misa la ofició en la capilla del Liceo de Cervantes. Durante su permanencia en el seminario, Camilo se inclinó por la problemática social y sus soluciones, no desde un punto de vista marxista, sino cristiano, pero con el correr del tiempo se convirtió en un humanista social, precursor de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos (Argel, 4 de agosto de 1976)
El padre Camilo viajó, el 25 de septiembre de 1954, a Bélgica, a la Universidad de Lovaina, con el fin de adelantar estudios de sociología. Allí se encontró con un viejo amigo suyo del seminario, Gustavo Pérez, y juntos se involucraron en el maremágnum de ideas que en plena guerra fría hervían en la Europa de entonces. En especial, Camilo Torres recibió la influencia de la Democracia Cristiana, del sindicalismo cristiano y de las teorías sociológicas en boga, y se aproximó, aunque tímidamente, al marxismo, andamiaje intelectual que le sirvió para abrazar una causa que nunca abandonó: la de los oprimidos, con el ideal nunca alcanzado de llevar con ellos una vida comunitaria y compartir sus tareas y esfuerzos
Camilo era una persona muy inquieta intelectualmente y se sentía además inclinado por la acción social. Ya desde los tiempos de seminarista en Bogotá había adelantado campañas en pro de los picapedreros de las lomas aledañas al Seminario Mayor de Bogotá. El contacto con la sociedad y cultura europeas le permitió comprobar las distancias existentes entre el primer y tercer mundo, y se convenció también de que una de las grandes dificultades para un desarrollo más armónico de estos últimos países radicaba en la falta de investigación social, problema que trató de solucionar en 1955 cuando fundó el Equipo Colombiano de Investigación Socio Económica (ECISE), que tuvo comités en la mayoría de los países de Europa occidental. Además, asistía a cuanta conferencia hubiese y participaba en muchas reuniones de estudiantes latinoamericanos sobre los temas que le interesaban; para completar su ajetreada y apretada agenda, ocupó la vicerrectoría del Colegio Latinoamericano
En 1957, Camilo Torres se acercó de forma decisiva a problemas sociales bien complejos: los tugurios existentes en París, y muy particularmente los grupos de la resistencia argelina, le permitieron vislumbrar la realidad de un proceso de liberación nacional y el papel que le correspondía al intelectual en dicha lucha. Contó con el apoyo de su gran amiga, compañera, confidente y posteriormente secretaria, Marguerite Marie Guitemie Olivieri
Camilo Torres y Guitemie Olivieri
En 1958, luego de permanecer en Bogotá reuniendo los datos necesarios, se graduó como sociólogo con la tesis "Una aproximación estadística a la realidad socio-económica de Bogotá", publicada en 1987 como La proletarización de Bogotá, que fue dirigida por el profesor Yves Urbain. Este trabajo es pionero dentro de la sociología y la antropología urbanas.
Luego de culminar sus estudios en Lovaina y gracias a la intervención de su hermano Fernando, adelantó un curso de verano en la Universidad de Minneapolis (Minnesota), donde conoció a Teodore Caplow. Tuvo la oportunidad de doctorarse en Sociología en la Universidad de Lovaina, pero prefirió dedicarse al país, a sus gentes y problemas. En momentos dramáticos, cuando todavía dudaba entre la sotana y el fusil, tuvo la oportunidad de volver a Bélgica, pero pudo más su honesto compromiso con los desheredados
Al regresar a Colombia, en enero de 1959, fue nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional, y junto con el sociólogo costeño Orlando Fals Borda fundaron la Facultad de Sociología de esa universidad. Camilo Torres Restrepo inició allí una importante labor docente, investigadora y de acción social, que le sirvió para emprender un plan piloto para el barrio Tunjuelito, con el que ganó el prestigioso Premio Nacional de Beneficencia Alejandro Ángel Escobar.
Al comienzo, el emprendedor sacerdote fue visto como "bicho raro" por los virulentos estudiantes, pero era tan convincente el mensaje y de tanto carisma el personaje que poco a poco consiguió irrestrictos seguidores, no sólo en el campus universitario, sino en otros sectores sociales, incluidos los de su misma clase. A ello contribuyó la manera como Camilo ejerció la liturgia de la misa, de frente a los fieles y en castellano, quitándole cierto acartonado aparato ceremonial, como ya lo había aprobado el Concilio Vaticano II.
Además, aprobó el noviazgo para curas y seminaristas y abogó por el ecumenismo. Las autoridades eclesiásticas y el cardenal Luis Concha Córdoba comenzaron a recelar de las actuaciones y de la cada vez más creciente popularidad del joven sacerdote, que llegó a su punto máximo cuando, en julio de 1962, al finalizar una larga asamblea estudiantil, los enardecidos estudiantes lo proclamaron rector de la Universidad Nacional.
Ésa fue la gota que colmó la paciencia del conservador prelado, quien de inmediato lo destituyó como capellán de la Universidad y le prohibió volver a dictar clases allí, poniéndolo al frente de la parroquia de La Veracruz. Luego de mucha insistencia por parte de las directivas del alma mater, Concha Córdoba permitió que terminara el semestre académico
Camilo Torres Restrepo
Durante los tres años que Camilo Torres permaneció en la Universidad Nacional, experimentó una permanente evolución de su pensamiento. El contacto con los problemas más candentes del país lo fueron radicalizando cada vez más. En 1960, sus conceptos aparecieron como salidos de tono: en una evaluación que hizo de Radio Sutatenza, de monseñor José Joaquín Salcedo, mostró que ese programa era demagógico y perjudicial para el campesino, pues en aras de una campaña anticomunista, suscitada después de la revolución cubana, se incitaba al odio y se ocasionaba violencia, tema este último en el que Camilo también profundizó y que le sirvió para desengañarse, aún más si cabe, de la Iglesia y de las clases privilegiadas.
En 1962 planteó que los marxistas luchaban por la nueva sociedad y que, por lo tanto, los cristianos debían estar a su lado. Entre 1962 y 1965, Camilo Torres Restrepo fue una de las figuras más importantes de la vida del país: la parroquia de La Veracruz se convirtió en el sitio preferido para desposarse: era "in" en la sociedad bogotana de entonces decir que Camilo era el cura que los había casado.
Por los tiempos de su salida de la Universidad Nacional, había sido nombrado miembro de la Junta Directiva del recién fundado Instituto de la Reforma Agraria (INCORA): allí tuvo problemas al cuestionar permanentemente las políticas del Ministerio de Agricultura, pero conoció muy de cerca la problemática campesina colombiana, la burocracia y el proselitismo de Estado
El cura guerrillero
( Santa Rosa de Viterbo, 1867 - Caracas, 1911) Ensayista colombiano. Figura americana paralela a la de José Enrique Rodó, aunque menos flexible y con inferiores facultades de creación artística, hizo sus estudios en Tunja y en el Externado de Bogotá, del que llegó a ser vicerrector. Dedicó la mayor parte de su vida a la cátedra y al periodismo: La Crónica (1898-99), El Nuevo Tiempo (1901) y La Civilización (1910) fueron fundados por él.
Explicó Derecho internacional en la Universidad republicana de Bogotá y desempeñó diversas funciones políticas y diplomáticas: enviado a Francia en 1898 a negociar la prórroga del contrato para abrir un canal en Panamá; ministro del Tesoro (1903) y de Hacienda Pública (1904); cónsul en Liverpool (1905-1910) y ministro plenipotenciario en Caracas (1911) para representar a su país en las fiestas venezolanas de la Independencia.
Su obra fundamental es Idola Fori, en la que se vuelca el maestro de ideas amplias, enemigo de extremismos y de tópicos. Otros ensayos suyos son Estudios ingleses y estudios varios (1907), Literatura de ideas: estudios y conferencias (1911), Estudios de crítica moderna, aparecidos después de su muerte y conteniendo, entre otros trabajos, los Estudios Americanos.
Intentó sin éxito el teatro con Lope de Aguirre (1891) y fue también poeta de ideas, de orientación didáctica y con evidente desdén para las corrientes modernistas en boga; sus más ambiciosos poemas, Némesis y La abadía de Westminster, no añaden gran cosa a su personalidad literaria. Publicó su Obra poética en 1906. Tuvo la firmeza del verdadero maestro, habló siempre ex-cátedra, pero fue esencialmente un divulgador y un debelador de las cosas falsas que se sostienen por convencionalismos