Escritor español. A los 15 años ganó una beca de retórica en el Colegio Trilingüe. Después de ordenarse subdiácono, en 1715 marchó a Madrid, donde subsistió ejerciendo los más variados oficios. En 1726 ganó por oposición la cátedra de matemáticas de la Universidad de Salamanca, pero, envuelto en un proceso judicial, tuvo que huir a Portugal y no regresó hasta 1734. En 1745 se ordenó sacerdote. Durante los últimos años de su vida fue administrador del Duque de Alba. Desde 1721 publicó, con el nombre de Gran Piscator Salmantino, sus augurios y predicciones.
Es autor, entre otras obras, de Los desahuciados del mundo y de la gloria (1736-1737), Anatomía de lo visible e invisible en ambas esferas y Un viaje fantástico (1738), Vida natural y católica (1743) -prohibida por la Inquisición-, El ermitaño y Torres (1752).
Escribió asimismo dramas, poesías satíricas, narraciones (Sueños morales, visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo en Madrid, 1727-1751; Sacudimiento de mentecatos habidos y por haber, 1726) y, sobre todo, una autobiografía extraordinaria: Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de don Diego Torres de Villarroel (1743-1751)
(Jorge Camilo Torres Restrepo; Bogotá, 1929 - San Vicente de Chucurí, Santander, 1966) Sacerdote colombiano que recibió el apodo de El cura guerrillero.
Camilo Torres Restrepo nació en el tradicional barrio de La Candelaria, en el seno de una familia burguesa conformada por el prestigioso pediatra y científico Calixto Torres Umaña e Isabel Restrepo Gaviria, unión de la que nacieron Fernando y Camilo; con anterioridad, doña Isabel había enviudado y tenía dos hijos, Gerda y Edgar Westendorp.
Su progenitores eran personas totalmente disímiles: el padre, concentrado en sus investigaciones y consultas, era poco amigo del boato social, mientras que la madre era todo lo contrario: extrovertida, amiga del gasto excesivo, de las reuniones, los tés y las frivolidades, aunque muy humana y comprensiva con sus hijos. Una pareja así poco futuro tenía y finalmente el matrimonio se disolvió en 1937
La primera formación intelectual de Camilo Torres Restrepo fue bastante exigente. En 1931, cuando apenas contaba dos años de edad, su padre fue nombrado representante de Colombia en la Liga de las Naciones con sede en Ginebra; así, aprendió simultáneamente las primeras letras en castellano y francés. Para ese entonces ya el matrimonio Torres-Restrepo funcionaba mal y al año largo de vivir en Suiza se produjo una primera separación. Doña Isabel y sus cuatro hijos se trasladaron a Barcelona, ciudad a la que fue a buscarlos el doctor Torres y desde la que regresaron a Colombia en 1934.
Los niños Torres Restrepo fueron matriculados en el Colegio Andino, pero Camilo terminó su bachillerato en el Liceo de Cervantes en 1946. Buena parte de la infancia y la adolescencia las pasó Camilo en el campo, pues después de la separación doña Isabel decidió vivir en una finca lechera ubicada en las afueras de Bogotá. Camilo se vinculó a los boy scouts y desde un principio mostró indudables dones de líder, aunque era indisciplinado, "mamagallista" y muy dado al romance y a la dolce vita
Durante el primer semestre de 1947 entró a estudiar derecho en la Universidad Nacional. Pero, gracias al contacto con dos promotores dominicos y luego de un período de incertidumbre, decidió hacerse fraile de la comunidad de Santo Tomás y quiso partir, a escondidas de su madre, al noviciado de Chiquinquirá.
Doña Isabel alcanzó a detenerlo en la estación de La Sabana. Vino un período de oposición paterna, otro de diálogo y finalmente, en septiembre de 1947, los esposos Torres-Restrepo aceptaron que su hijo entrara en el Seminario Conciliar de Bogotá, ubicado en las muy exclusivas y apetecidas sierras del Chicó
Siete años dedicó Camilo Torres Restrepo a su preparación. Se ordenó como sacerdote el 29 de agosto de 1954 y su primera misa la ofició en la capilla del Liceo de Cervantes. Durante su permanencia en el seminario, Camilo se inclinó por la problemática social y sus soluciones, no desde un punto de vista marxista, sino cristiano, pero con el correr del tiempo se convirtió en un humanista social, precursor de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos (Argel, 4 de agosto de 1976)
El padre Camilo viajó, el 25 de septiembre de 1954, a Bélgica, a la Universidad de Lovaina, con el fin de adelantar estudios de sociología. Allí se encontró con un viejo amigo suyo del seminario, Gustavo Pérez, y juntos se involucraron en el maremágnum de ideas que en plena guerra fría hervían en la Europa de entonces. En especial, Camilo Torres recibió la influencia de la Democracia Cristiana, del sindicalismo cristiano y de las teorías sociológicas en boga, y se aproximó, aunque tímidamente, al marxismo, andamiaje intelectual que le sirvió para abrazar una causa que nunca abandonó: la de los oprimidos, con el ideal nunca alcanzado de llevar con ellos una vida comunitaria y compartir sus tareas y esfuerzos
Camilo era una persona muy inquieta intelectualmente y se sentía además inclinado por la acción social. Ya desde los tiempos de seminarista en Bogotá había adelantado campañas en pro de los picapedreros de las lomas aledañas al Seminario Mayor de Bogotá. El contacto con la sociedad y cultura europeas le permitió comprobar las distancias existentes entre el primer y tercer mundo, y se convenció también de que una de las grandes dificultades para un desarrollo más armónico de estos últimos países radicaba en