Segundo califa de los musulmanes (634-644), durante cuyo gobierno se produjo la primera gran expansión del islam más allá de Arabia. Próximo al profeta Mahoma, fue el principal artífice de la formación del Estado islámico
Su conversión, después de ser un implacable oponente de Mahoma durante años, fue un hito en la historia del islam. Junto con Abu Bakr al-Siddiq, el primer califa del islam, Umar ejerció una influencia decisiva en la política de Mahoma. Tras la muerte de Abu Bakr, Umar asumió el califato en el 634
Al igual que Abu Bakr, Umar sostenía que él ocupaba el puesto de califa únicamente como representante de uno de los príncipes guiados correctamente, el profeta Mahoma. Mientras que Abu Bakr se denominaba a sí mismo jalifa (sucesor) del emisario de Dios, Umar prefería definirse como califa del califa del emisario de Dios. Este largo título fue sustituido posteriormente por otros más breves, como el de califa y jefe de los creyentes (amir al-muminin)
Umar I, con la ayuda de sus brillantes generales, dirigió campañas militares contra los dos principales imperios de la época, el de los Sasánidas persas y el de los bizantinos (en este caso, en sus territorios de Siria y Egipto).
En el 644, cuando el nuevo Estado crecía rápidamente, Umar I fue asesinado en la mezquita de Medina por un esclavo persa. Durante los diez años de su reinado, introdujo varias regulaciones que afectaban profundamente a la teoría política del islam. Promulgó una constitución en la que se declaraba proscritos a los no creyentes de Arabia y se otorgaban los ingresos netos del Estado a los fieles
(Francisco Pérez Martínez; Madrid, 1935 - Boadilla del Monte, Madrid, 2007) Escritor y periodista español cuya obra prolonga en la segunda mitad del siglo XX el realismo de raíz decimonónica.
Pasó gran parte de su infancia en Valladolid; luego se instaló en Madrid, donde colaboró con los principales diarios y revistas, y se ganó una notable popularidad por el tono directo, irónico y no exento de provocación de sus artículos periodísticos.
Su obra narrativa, deudora del M. J. de Larra de Artículos de costumbres, del B. Pérez Galdós de Episodios nacionales y del R. Gómez de la Serna de las Greguerías, se inició con Balada de gamberros (1965) y Travesía de Madrid (1966), y adquirió luego una toma de conciencia personal, a partir del recuerdo y las limitaciones de la educación recibida, como recurso artístico que permitiese comprender la realidad presente. Esta preocupación se hizo evidente en El giocondo (1970), Memorias de un niño de derechas (1972), Mortal y rosa (1975), novela de tono intimista y desesperanzado, y Las ninfas (1976).
Su profusa producción, aunque al margen de las tendencias más modernas de la narrativa española, ocupa un destacado puesto dentro de ésta merced a su estilo chispeante, al uso de un léxico popular y hasta marginal, y a la contundencia de sus artículos periodísticos, que lo han consagrado como notable cronista.
Francisco Umbral recibiendo el XII Premio
de Periodismo Francisco Cerecedo (1995)
Algunas de las más destacadas recopilaciones de estas crónicas, en las que retrata con lucidez, ironía y humor la vida social, política y cultural del país, y el paisaje humano de Madrid, son Diario de un snob (1974), Spleen de Madrid (1973), La rosa y el látigo (1994) o Las señoritas de Aviñón (1995).
Los temas frecuentados en estas colaboraciones para la prensa y los del erotismo y la infancia forman parte de un mismo universo literario, de modo que las fronteras entre crónica, memorialismo y ficción son casi imperceptibles en la mayoría de sus libros.
A su extensa producción cabe agregar La noche que llegué al Café Gijón (1977), Diario de un escritor burgués (1979), Memorias de un hijo del siglo (1986), La forja de un ladrón (1997) o El socialista sentimental (2000), entre sus obras narrativas; Larra, anatomía de un dandy (1965), Lola Flores, sociología de la petenera (1971), Ramón y las vanguardias (1978), Y Tierno Galván ascendió a los cielos (1991), entre las biografías; España como invento (1984), El fetichismo (1986), Guía de la posmodernidad (1987), El socialfelipismo (1991), Del 98 a don Juan Carlos (1992), La década roja (1993), La palabra de la tribu (1994), entre las crónicas y ensayos.
Si bien es cierto que algunos sectores intelectuales le cuestionaron su escasa ambición innovadora, otros lo ensalzan como una de las figuras más relevantes de la literatura española del siglo XX, junto a Ramón del Valle-Inclán y Camilo José Cela. La subjetividad, la presencia de la memoria, un estilo incisivo y brillante y una permanente renovación del lenguaje son características que aparecen a lo largo de su extensa obra. En 1996 fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias y en el 2000 con el Cervantes.