Administrador colonial español. Viajó al Perú hacia 1779 como corregidor de las provincias de Chilque, Paruro y Masqués donde, como coronel, luchó contra la insurrección de Tupac Amaru.
Actuó como gobernador e intendente de las minas de Huancavelica en 1790, y presidió la Audiencia de El Cuzco hasta 1802. En 1808 fue nombrado presidente de la Audiencia de Quito, donde le tocó afrontar los intentos independentistas de aquellos años que tanta sangre costaron a los quiteños
Fue depuesto de su cargo por el levantamiento del 8 de agosto de 1809, que estableció una junta con el Marqués de Selva Alegre como presidente. Manuel Urries fue recluido en un pueblito cercano a Quito. Restablecidas la fuerzas realistas, volvió a su antiguo puesto e, incumpliendo su palabra, promovió una dura represalia contra los dirigentes de la insurrección, poniéndolos a todos en prisión. El proceso fue enviado a Bogotá (intentaba así Urries evadir la responsabilidad). Mientras tanto el coronel Arredondo aumentaba el mal trato contra los presos y el pueblo quiteño se armaba para liberarlos. También por aquellos días viajaba en dirección a Quito Carlos Montúfar y Larrea, hijo del Marqués de Selva Alegre, como comisionado Regio para pacificar la ciudad.
Pero antes de su llegada, tuvieron lugar los acontecimientos del dos de agosto de 1810, cuando un grupo de conspiradores intentó liberar a los presos asaltando el Cuartel Real de Lima. Esto dio pie para que las fuerzas del capitán Galup asesinaran a los indefensos presos y al pueblo que intentaba liberarlos. Se calcula que murieron más de doscientos. El pueblo reaccionó con tales desórdenes callejeros, saqueos y tal ansia de revancha, que Arredondo tuvo que salir de la ciudad, dando paso a las tropas de Juan de Aldarete, venidas de Panamá.
Manuel Urries se esforzaba mientras tanto por lograr que el virrey de Bogotá impidiera el paso de Montúfar, pero éste se las ingenió para llegar hasta Quito, donde eligió una nueva Junta Superior de Gobierno, bajo la presidencia del mismo Manuel Urries. La Junta se rompió el 9 de octubre de 1810 con el virreinato de Santa Fe de Bogotá, y dos días después proclamó su independencia respecto a la Corona española.
Urries se vio relegado a un forzado retiro en La Merced, mientras sus más estrechos colaboradores huían y se refugiaban en zonas donde las fuerzas realistas aún ostentaban el poder; en octubre de 1811 renunciaba finalmente a la presidencia de la Junta, y era suplantado por el obispo Cuero y Caicedo. La independencia no estaba todavía consolidada.
Del norte del país llegó el rumor de la movilización de fuerzas hacia Quito para reponer a Manuel Urries en el mando. Entonces los vecinos del barrio de San Roque bajaron furiosos a La Recoleta de La Merced y, tomando al anciano Conde, lo apalearon en plena calle, y lo hubieran linchado si las autoridades no se lo hubieran arrebatado de las manos. Puesto en prisión, el Conde no recibió atención alguna. Murió el día 18 del mismo mes a consecuencia de las heridas y del maltrato recibido. Aunque era considerado hombre afable y caritativo, el pueblo no le perdonó la traición que provocó la prisión y muerte de los próceres del 10 de agosto de 1809
(Sucre, 1895 - 1974) Político boliviano que fue presidente de la República entre 1949 y 1951. Sus padres fueron Mamerto Urriolagoitia y Corina Harriague.
Abogado de profesión, estudió en la Universidad Mayor de San Francisco Xavier (Sucre) y se especializó en Derecho Internacional en la Universidad de la Sorbona (París). Cónsul General y Encargado de Negocios de Bolivia en Londres entre los años 1917 y 1937, también representó a su país en el Congreso de la Unión Postal y en el Congreso Monetario en la mencionada ciudad.
Antes de su elección como vicepresidente en 1947 en binomio con el presidente Enrique Hertzog, fue senador por el departamento de Chuquisaca. Ante la renuncia de Hertzog, Urriolagoitia asumió la presidencia de la República en 1949, cargo que ejerció hasta que, después de las elecciones presidenciales de 1951, entregó el gobierno a una Junta Militar presidida por el general Hugo Ballivián Rojas. Desde ese momento, desapareció prácticamente del panorama de la política. Escribió una obra titulada Bolivia (1825-1925)
En su corto período presidencial, Urriolagoitia se mostró duro e intransigente con la oposición: varios dirigentes políticos fueron exiliados, como Lechín, Lora y Fellman; lo mismo sucedió con el jefe de la Falange, Óscar Unzaga. Se proscribió al Partido Comunista de Bolivia, que había sido fundado en 1950 por un grupo de disidentes del PIR (Partido de Izquierda Revolucionaria). En el campo laboral, congeló los salarios de los trabajadores y frenó el cierre de fábricas, aunque autorizó, eso sí, una sustancial reducción de plantilla en las mismas. Sin embargo, en 1951 se reajustaran los sueldos de la administración pública en un 30%, mientras que los de los mineros seguían congelados.
Estas medidas hicieron estallar diversos conflictos sociales, como el ocurrido a raíz de una huelga general, en el centro minero Siglo XX, propiedad de Simón I. Patiño; Urriolagoitia, entonces presidente interino, mandó apresar algunos dirigentes, a lo cual respondieron los mineros tomando como rehenes a dos empleados extranjeros, a los que asesinaron poco después; la reacción oficial fue la intervención militar conocida en la historia como la matanza de Siglo XX. Se multiplicaron huelgas y conatos de revueltas en diversos lugares, lo cual motivó la implantación del estado de sitio en todo el país.
Fue el inicio de una auténtica guerra civil, que a duras penas pudo el gobierno reprimir. El MNR salió fortalecido en medio de todas estas circunstancias, de forma que logró un importante triunfo en las elecciones de 1951, cosa que constituía un verdadero revés para el oficialismo.
Ante esta realidad, Urriolagoitia ni siquiera se planteó la posibilidad de entregar el poder al vencedor, Víctor Paz Estenssoro, a la sazón en el exilio. Su reacción fue la del autogolpe, así que el 16 de junio de 1951 entregó el poder (en un acto absolutamente anticonstitucional) a una Junta Militar presidida por el general Hugo Ballivián Rojas, hecho que el pueblo muy pronto bautizó con el nombre de El Mamertazo. Los ánimos del pueblo estaban ya muy caldeados, de forma que lo que de este golpe se siguió fue la Revolución Boliviana de abril de 1952 -de repercusión internacional-, que terminó llevando al poder al MNR en la persona de Víctor Paz Estenssoro.
Un hecho positivo del gobierno de Urriolagoitia fue la realización del Censo General de la República (5 de septiembre de 1950), que dio como resultado una población de 3.019.031, hecho tanto más significativo cuanto que el último había tenido lugar en 1900.