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Biografía de Arantxa Urretabizkaia

San Sebastián, 1947

Escritora española. Es miembro de la Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia) y ha trabajado como periodista en Euskal Telebista y en otros medios de comunicación. Por primera vez da a conocer sus poesías en 1972 con el extenso poema titulado San Pedro bezperaren ondokoak (Consecuencias de una víspera de San Pedro), publicado en 1972. Diez años más tarde es galardonada con el Premio Nacional de la Crítica por su segundo libro de poemas Maitasunaren magalean (En el seno del amor). De ambos libros cabe resaltar su lenguaje intimista y su demostración de amor a la naturaleza.

En su faceta de narradora se ha dedicado a la literatura infantil y juvenil y ha escrito también varias novelas; alguna de sus obras son Zergaitik Pampox (¿Por qué, Pampox?), Aspaldian espero zaitudalako ez nago sekula bakarrik (Porque te espero desde hace mucho tiempo, no estoy nunca sola) y Saturno (1987), cuya versión en castellano en 1990 obtuvo un éxito notable. Además, ha realizado guiones para la gran pantalla: La conquista de Albania, La fuga de Segovia y Lauaxeta.

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(Manuel Urries, Conde de Ruiz de Castilla; Ortilla, Huesca, hacia 1750 - Quito, 1812) Administrador colonial español. Viajó al Perú hacia 1779 como corregidor de las provincias de Chilque, Paruro y Masqués donde, como coronel, luchó contra la insurrección de Tupac Amaru.

Actuó como gobernador e intendente de las minas de Huancavelica en 1790, y presidió la Audiencia de El Cuzco hasta 1802. En 1808 fue nombrado presidente de la Audiencia de Quito, donde le tocó afrontar los intentos independentistas de aquellos años que tanta sangre costaron a los quiteños

Fue depuesto de su cargo por el levantamiento del 8 de agosto de 1809, que estableció una junta con el Marqués de Selva Alegre como presidente. Manuel Urries fue recluido en un pueblito cercano a Quito. Restablecidas la fuerzas realistas, volvió a su antiguo puesto e, incumpliendo su palabra, promovió una dura represalia contra los dirigentes de la insurrección, poniéndolos a todos en prisión. El proceso fue enviado a Bogotá (intentaba así Urries evadir la responsabilidad). Mientras tanto el coronel Arredondo aumentaba el mal trato contra los presos y el pueblo quiteño se armaba para liberarlos. También por aquellos días viajaba en dirección a Quito Carlos Montúfar y Larrea, hijo del Marqués de Selva Alegre, como comisionado Regio para pacificar la ciudad.

Pero antes de su llegada, tuvieron lugar los acontecimientos del dos de agosto de 1810, cuando un grupo de conspiradores intentó liberar a los presos asaltando el Cuartel Real de Lima. Esto dio pie para que las fuerzas del capitán Galup asesinaran a los indefensos presos y al pueblo que intentaba liberarlos. Se calcula que murieron más de doscientos. El pueblo reaccionó con tales desórdenes callejeros, saqueos y tal ansia de revancha, que Arredondo tuvo que salir de la ciudad, dando paso a las tropas de Juan de Aldarete, venidas de Panamá.

Manuel Urries se esforzaba mientras tanto por lograr que el virrey de Bogotá impidiera el paso de Montúfar, pero éste se las ingenió para llegar hasta Quito, donde eligió una nueva Junta Superior de Gobierno, bajo la presidencia del mismo Manuel Urries. La Junta se rompió el 9 de octubre de 1810 con el virreinato de Santa Fe de Bogotá, y dos días después proclamó su independencia respecto a la Corona española.

Urries se vio relegado a un forzado retiro en La Merced, mientras sus más estrechos colaboradores huían y se refugiaban en zonas donde las fuerzas realistas aún ostentaban el poder; en octubre de 1811 renunciaba finalmente a la presidencia de la Junta, y era suplantado por el obispo Cuero y Caicedo. La independencia no estaba todavía consolidada.

Del norte del país llegó el rumor de la movilización de fuerzas hacia Quito para reponer a Manuel Urries en el mando. Entonces los vecinos del barrio de San Roque bajaron furiosos a La Recoleta de La Merced y, tomando al anciano Conde, lo apalearon en plena calle, y lo hubieran linchado si las autoridades no se lo hubieran arrebatado de las manos. Puesto en prisión, el Conde no recibió atención alguna. Murió el día 18 del mismo mes a consecuencia de las heridas y del maltrato recibido. Aunque era considerado hombre afable y caritativo, el pueblo no le perdonó la traición que provocó la prisión y muerte de los próceres del 10 de agosto de 1809

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