Humanista español. Entró muy joven en la cancillería imperial, y pronto se convirtió en secretario y latinista oficial de Carlos I de España. Adepto incondicional y entusiasta de su contemporáneo Erasmo, intentó conciliar el humanismo del pensador holandés y el proyecto de monarquía universal cristiana que vislumbraba en la política de Carlos I. Sostuvo que la realización de la monarquía de éste evitaría la escisión de la cristiandad y la conduciría a la paz universal, condición necesaria para la reforma espiritual de la humanidad, que debería ser conducida según la doctrina de Erasmo. Propugnó un modelo de Iglesia espiritual y más cercana a los fieles y satirizó la corrupción de la jerarquía eclesiástica romana y la falta de virtud del clero en general. Por sus dotes diplomáticas y su habilidad dialéctica fue comisionado para conferenciar con los protestantes: asistió a las dietas de Augsburgo y Ratisbona y se entrevistó con Melanchthon. Es autor de Diálogo de las cosas en Roma y Diálogo de Mercurio y Carón, escritos a imitación de los de Luciano de Samosata y el propio Erasmo
(Sevilla, 1767-Cádiz, 1834) Marino y político español. Participó en la batalla del cabo de San Vicente (1797), en la defensa de Cádiz (1800) y en Trafalgar (1805) y fue capitán general (1809) y gobernador de Cádiz (1812). Encarcelado por sus ideas liberales (1814), tras la revolución de 1820 ocupó el Ministerio de la Guerra (1820) y fue miembro de la regencia que depuso a Fernando VII (1823). A la vuelta del absolutismo fue condenado a muerte, pero se exilió hasta 1832