Rica familia de empresarios estadounidenses, originarios de Nueva York. Arranca de Cornelius Vanderbilt . Hijo de un granjero arruinado, trabajó desde niño en el puerto de Nueva York, hasta que pudo comprarse un barco a los 16 años. Estableció un servicio de transbordadores entre Nueva York y Staten Island, pero lo vendió todo para ponerse a trabajar como capitán de un barco de vapor, a fin de conocer esta nueva tecnología y poder, finalmente, instalar su propio negocio de vapores (1829). Se hizo millonario transportando pasajeros en trayectos cortos alrededor de Nueva York.
En 1847 creó su primera línea de larga distancia, de Nueva York a San Francisco (vía Nicaragua), con la que obtuvo grandes beneficios gracias a la «fiebre del oro» de California (1849). En los años cincuenta dirigió su atención hacia el sector de los ferrocarriles, tras conseguir una fuerte indemnización de sus competidores por retirarse del negocio naviero. Compró varias compañías ferroviarias que prestaban servicio en los alrededores de Nueva York, las unió y ofreció el primer servicio regular entre Nueva York y Chicago (1873). Construyó la estación Central de Nueva York. En los últimos años de su vida contribuyó a financiar algunas obras sociales, como la Universidad de Nashville (Tennessee), llamada más tarde Vanderbilt University.
Heredó el negocio su hijo William Henry Vanderbilt (1821-85). Tras una época de relaciones tormentosas entre padre e hijo, había sido éste el que había «descubierto» el interés del nuevo negocio de los ferrocarriles, atrayendo hacia él al fundador de la dinastía. Al morir Cornelius, demostró su capacidad empresarial expandiendo su red ferroviaria por todo el noreste de los Estados Unidos y duplicando en sólo seis años la fortuna que había heredado. Redobló los tímidos esfuerzos filantrópicos de su padre, haciendo grandes donaciones a universidades, hospitales, iglesias y museos (formó una de las mejores colecciones artísticas de los Estados Unidos).
En 1883 se retiró por motivos de salud, sucediéndole sus tres hijos -Cornelius (1843-99), William Kissan (1849-1920) y George Washington (1862-1914)- y sus cinco nietos -Cornelius III (1873-1942), Alfred Gwynne (1877-1915), Reginald Claypoole (1880-1925), William Kissan (1878-1944) y Harold Stirling (1884-1970)-. Todos ellos destacaron menos como hombres de negocios (terreno en el que se limitaron a disfrutar las rentas de la enorme fortuna familiar) que como mecenas, filántropos, extravagantes inventores y deportistas. Un hijo de Cornelius III, Cornelius Vanderbilt Jr. (1898-1974), se hizo escritor y amplió el negocio familiar con la creación de una cadena de periódicos
(s. XVIII) Familia de tapiceros de origen flamenco establecidos en España.
Jacobo (?-Madrid, 1724) llegó a Madrid en 1720, procedente de Amberes, para organizar la naciente Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.
Jacobo (?-1768), hijo del anterior, aprendió la técnica del alto lizo y creó, con telares de este tipo, una sucursal de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara en Sevilla, que se mantuvo mientras la corte madrileña residió en la capital andaluza