Narrador británico. Su padre, eclesiástico, era canónigo de la pro-catedral de Auckland; cuando, en 1889 pasó a enseñar en el General Theological Seminary de Nueva York, el niño fue enviado a Cornualles. Una vez llegado el padre a Inglaterra para encargarse de la dirección del "Bede College" de Durham, el muchacho se reunió con su familia. Aun antes de haberse graduado en Cambridge, el joven Hugh había escrito dos novelas, de las que destruyó una y publicó la otra cinco años después, como primero de sus libros.
Durante este intervalo el autor intentó ejercer algunas ocupaciones; no obstante, insatisfecho, trasladóse a Londres para afianzarse en calidad de escritor. La citada primera novela, El caballo de madera, publicada en 1909, pagó apenas el coste de la copia a máquina del manuscrito; sin embargo, luego de muchas dificultades, Walpole obtuvo el puesto de crítico literario del periódico londinense The Standard.
Con la novela Fortaleza, de 1913, empezó verdaderamente a vivir de su actividad de escritor. En adelante, su copiosa producción no conoció interrupciones. Además de su continua labor de crítico y de la composición de libros de viaje, biografías literarias y diversas comedias, publicó aproximadamente una novela por año, al principio de acuerdo con una orientación naturalista, y luego dentro de un espíritu netamente romántico y una concepción mística de los problemas de la existencia. A veces consiguió inspirar horror sin recurrir a elementos sobrenaturales, como por ejemplo, en Retrato del hombre del cabello rojo (1925).
En otras ocasiones cultivó la aventura; así, en la serie de Los herries: Herries el rufián (1930), Judit Paris (1931), La fortaleza (1933) y Vanessa (1934). Compuso también obras de matiz autobiográfico: la trilogía de Jeremías, integrada por Jeremy (1919), Jeremy and Hamlet (1923) y Jeremy at Crale (1927). Y manifestó asimismo, además, saber captar el fondo social, como en el conjunto La ciudad que surge: La duquesa de Wrexe (1914), Espejo verde (1918) y Los prisioneros (1920). Experimentó predilección por las series narrativas, cuyas novelas, sin perder autonomía, recogían sucesivamente lugares y personajes comunes.
La enorme producción de Walpole le hizo rico, y permitióle reunir manuscritos y la mayor colección de autógrafos y objetos valiosos de W. Scott; sin embargo, llevó al conjunto una considerable desigualdad, en la cual se advierten momentos de gran escritor y otros de fatuo profesional. Durante la primera Guerra Mundial estuvo en Rusia con la Cruz Roja, y fue condecorado por su comportamiento heroico; en 1918 se le distinguió con los honores de comendador de la Orden del Imperio Británico, y en 1937 recibió un título nobiliario. De buscar en la irregularidad de su obra una valoración equilibrada, cabe considerarle escritor del público medio que en la narrativa no pretende encontrar sino distracción
Economista francés (Évreux, Normandía, 1834 - Clarens, Suiza, 1910). Era hijo del economista Auguste Walras, que le puso en contacto con la obra del economista y matemático Cournot y otros precursores del pensamiento marginalista. Como su padre, Walras defendió un tipo de teoría económica bastante abstracta, apoyada en las matemáticas; y como él, también sostuvo una teoría heterodoxa del valor de tipo subjetivo, que chocaba con las doctrinas objetivas asentadas por la escuela clásica.
Por todo ello, Walras fue incomprendido en los medios académicos franceses y se vio obligado a dejar su país, buscando acomodo en la modesta y periférica Universidad de Lausana (Suiza) en 1870. Allí publicó sus Elementos de economía política pura (1874-77), en donde proponía un modelo matemático de equilibrio general para una economía de mercado, basado en una teoría del valor de los bienes que hace depender éste de la utilidad subjetiva que tienen para los individuos en función de su escasez.
Dicho modelo era un sistema de ecuaciones que tomaba como variables los precios de oferta y de demanda de los bienes (incluido el dinero) y de los servicios productivos, así como los coeficientes técnicos de producción que determinan los costes; Walras sostenía que este modelo era viable y que se ajustaba por un procedimiento de tanteos sucesivos.
Aunque no completó su proyecto original de acompañar aquel tratado por otros dos sobre la economía aplicada y la economía social, sí publicó otras obras menores sobre varios temas económicos y monetarios. Pero fueron sus Elementos los que le hicieron famoso como padre de la «escuela de Lausana» (cuyo principal seguidor fue Pareto, heredero de la cátedra de Walras). Aquella obra constituyó uno de los tres focos de donde surgió la «revolución marginalista» en economía, junto con la escuela de Viena (con Karl Menger) y la escuela británica (con Williams Stanley Jevons): de manera prácticamente simultánea y sin comunicación entre ellos, los tres se desprendieron de la vieja economía política clásica de Ricardo y pusieron las bases para la teoría económica neoclásica al describir rigurosamente los mecanismos de ajuste de los precios en los mercados, prescindiendo de atribuir a las mercancías un valor intrínseco dependiente de los factores productivos.
El objetivo de Walras al emprender este camino fue eliminar de la vida social las injusticias creadas por el intercambio desigual; intentaba crear cimientos realistas para una política de reforma social basada en la intervención del Estado (el gobierno, en su opinión, debía regular el nivel de precios, controlar la publicidad y la especulación, expropiar monopolios naturales como la propiedad del suelo y prestar toda una serie de servicios públicos esenciales a la comunidad). De hecho, aunque su obra permitió el desarrollo de la teoría económica ortodoxa en el mundo capitalista, también puso las bases para los modelos de planificación económica de los países socialistas