Director de cine estadounidense. Tuvo unos variopintos comienzos profesionales -fue estibador, vendedor y jugador profesional de hockey-, y luego se enroló en la Marina de los Estados Unidos para tomar parte en la Primera Guerra Mundial; primero como camillero, y luego como piloto en la "escuadrilla Lafayette” (que con el tiempo adquirió unos ciertos tintes románticos). Finalmente, fue repatriado al haber sido herido en combate
En 1918, con apenas 20 años, se casa con la actriz Helene Chadwik, que fue la primera de sus cuatro esposas y quien le introdujo en el mundillo del cine y del espectáculo. Se hizo así actor, profesión en la que realizó una amplia gama de oficios -decorador, productor, ayudante de dirección- hasta que Douglas Fairbanks le prestó su ayuda. Inicia su carrera de director en el cine mudo, con una película de extraño título, El hombre de pecho triunfa (1923). El mismo año rodaría otras dos producciones, tituladas Amor y voluntad y Amor al rojo, aunque durante este periodo las más destacadas son Ballet ruso (1926) y Alas (1927), trabajo este último que le mereció el Oscar de la Academia a la mejor película, y cuyas secuelas no alcanzaron la repercusión de este primer título
Durante los años treinta cimenta su fama y sus conocimientos cinematográficos, y rueda una importante cantidad de películas, entre las que destaca el filme policíaco El enemigo público (1931). En 1937 rueda la versión de una obra que luego tuvo numerosas adaptaciones a la pantalla, Ha nacido una estrella, interesante análisis psicológico y social sobre el mundo del espectáculo para una actriz que comienza y un actor que inicia su decadencia. A finales de los treinta hace una bella versión de Beau Geste (1939), clásico de la novela de aventuras, ambientada en la Legión extranjera francesa, que le permitió tocar el tema de la amistad y el amor durante una situación de guerra o la vida militar
Pero probablemente la obra más importante de este director sea un extraño western, que rompió los esquemas de una época tan conservadora como los años cuarenta, se trata de Incidente en Ox-Bow (1943), cuyo argumento no era todo lo previsible que el público con claros códigos de lectura cinematográfica esperaba y, además, resultaba muy perturbador en aquel momento en que Estados Unidos se encontraba inmerso en la Segunda Guerra Mundial. El mismo criterio seguía cuando afrontó También somos seres humanos (1945), una visión de la guerra desde el lado oscuro, no el de los soldados que integran el heroico ejército, sino la realidad de aquellos abocados a terminar en una fosa común
Wellman se convirtió en un director reputado -mejor acogido entre los intelectuales que entre el gran público-, cuyas películas dejaron una honda huella en el discurso cinematográfico. En 1951 volvió a realizar otro western, Caravana de mujeres, historia sobria y espontánea, y en cierta medida feminista. Los años posteriores fueron contemplando como su pulso se aflojaba y rodaba un cine bastante más convencional e incluso se ponía al servicio del sistema con filmes de marcado signo anticomunista. Su última película fue La escuadrilla Lafayette (1958), que le sirvió al veterano director de Alas para recordar sus experiencias y vivencias como piloto durante la Primera Guerra Mundial
(Bromley, 1866 - Londres, 1946) Narrador y filósofo político de nacionalidad inglesa. Escritor moderno, de gran capacidad creadora y originalidad temática, H.G. Wells se encuentra en la línea de novelistas que exponen una visión realista de la vida y mantienen una enérgica creencia en la capacidad del hombre para servirse de la técnica como medio para mejorar las condiciones de vida de la humanidad
Un accidente infantil por el que se rompió la tibia y su larga convalecencia lo obligaron a permanecer durante meses en reposo. Con ocho años de edad, esta impuesta quietud propició el descubrimiento de la lectura y en particular, guiado por su padre, de autores como C. Dickens o W. Irving. En su juventud, Wells estudió biología en la Normal School of Science de Londres, y alejado del humanismo clásico, se situó en una posición más cercana a las ciencias, que le proporcionó buena parte de la energía creadora que nutrió su trayectoria como novelista
Su producción podría dividirse en tres etapas: la de novela científica, la familiar y la sociológica. La novela científica comenzó con el fin de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió pronto en un género popular, y las escritas por Wells son obras maestras del género gracias a su interés científico, así como a sus sólidas estructuras estilísticas y a su prodigio imaginativo. Basta como ejemplo la primera de ellas, La máquina del tiempo (1895), en la que el inventor de la máquina puede viajar hacia el pasado o el futuro con un sencillo movimiento de palanca.
El protagonista viaja al año 802701 y contempla un panorama patético, consecuencia de la doctrina evolucionista, en un mundo habitado por dos especies humanoides: los eloi, vegetarianos ociosos, apacibles y simpáticos, desprovistos de inteligencia, y los desalmados y terribles morlocks, habitantes del subsuelo y herederos de las clases sojuzgadas, que de vez en cuando suben a la superficie para devorar a los eloi.
A ésta le siguieron La visita maravillosa (1895) y El hombre invisible (1897). Muchos de los inventos y procedimientos científicos que marcaron el siglo XX fueron imaginados por Wells a finales del XIX, tales como la bomba atómica, y aparecen en novelas como La isla del Dr Moreau (1896), El primer hombre en la luna (1901), Manjar de dioses (1904) o La guerra en el aire (1908)
Kipps (1908) fue su primera novela familiar, a la que le siguió Tono-Bungay (1909), una notable sátira sobre la sociedad inglesa de finales del siglo XIX y la aparición de los nuevos ricos". A ésta le siguieron Ann Verónica (1909), The History of Mr. Polly (1910) y Matrimonio (1912). La novela sociológica o didáctica de Wells es la que comprende más títulos, de los que se destacan El nuevo Maquiavelo (1911) y El mundo liberado (1914), en la que describe una guerra europea realizada con bombas atómicas y radioactividad
El autor publicó más de ochenta títulos en los que siguió la tradición de J. Bunyan y D. Defoe al margen de la influencia que los autores franceses y rusos ejercían sobre novelistas contemporáneos suyos como H. James, G. Moore y J. Conrad