Conde de Barcelona (?, ? - ?, 898). Este noble catalán reunió bajo su mano un conglomerado de estados feudales que gobernó de forma autónoma, aunque como vasallo del reino franco, que dominaba la Marca Hispánica. La tradición posterior le convirtió en arranque de la unidad e independencia de Cataluña, envolviendo esta figura entre leyendas de dudosa veracidad, como la que le atribuye la creación del escudo barrado (actual distintivo de Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares). Heredó primero de su padre el Condado de Urgel (873), al que unió más tarde los condados de Barcelona (874), Gerona y Cerdaña-Conflent (895). Extendió los territorios recibidos impulsando la reconquista contra los musulmanes por las comarcas del Ripollès, Osona, Bergedà y Bages, aunque fracasó en el intento de tomar Lérida (884). Murió por las heridas recibidas en la batalla de Aura contra el gobernador musulmán de Lérida, quedando sus estados divididos entre sus hijos. De Wifredo arranca la dinastía condal de Barcelona
(?-Besalú, c. 955) Conde de Besalú (924- c. 955). Hijo de Miró I, compartió el condado con sus hermanos Oliba Cabreta, Miró II y Guifredo II, que le sucedió. Fue el último conde catalán que prestó vasallaje y juramento de fidelidad al rey de Francia (952). Fundó el monasterio de San Pedro de Camprodón