Político de Burkina Faso. Militante sindicalista y miembro del Reagrupamiento Democrático Africano, fue funcionario de la administración colonial. Presidió el Consejo de Gobierno (1958) durante la etapa autonómica y, tras la independencia, fue elegido presidente de la República en 1959 y reelegido en 1965. Hizo de su régimen un firme bastión prooccidental y anticomunista. Fue derrocado en 1966 por un golpe de estado militar. Tras cumplir condena a trabajos forzados (1969-1970), acusado de malversación de fondos, abandonó la política activa. Su hijo Herman Yameogo, al frente del partido Unión Nacional para la Defensa de la Democracia, se convirtió entonces en su heredero político, pero en 1980 el partido fue ilegalizado
(Khargird, 1414 - Herat, 1492) Escritor persa. Es el último poeta clásico de la literatura neopersa y el mayor exponente de la cultura timúrida, que floreció en el siglo XV en Samarcanda (hoy Uzbekia) y en Herat (hoy Afganistán).
Su padre y su abuelo eran jueces en un barrio de Isoahán, pero su espíritu independiente no fue grato a las autoridades locales, por lo que se trasladaron a Khorasán, y se establecieron en el distrito de Yam, en Khargird. A los pocos años de su nacimiento la familia pasó a Herat, donde Yami estudió a fondo la lengua árabe y las ciencias religiosas.
Completó su formación en Samarcanda, en el colegio fundado por Ulug Beg, donde todavía hoy muestran la pequeña habitación que ocupó el poeta. Recibió lecciones de Matemáticas de un sabio llegado de Anatolia, llamado Qadizade Rumi, de Brussa. Yami fue un estudiante excepcional; él mismo declara orgullosamente que nunca encontró un maestro que le aventajara en saber, a no ser su padre, que le enseñó a hablar. Pronto ganó fama de gran sabio, el mayor de Herat.
Pero más que por el vasto conocimiento de la ciencia musulmana tiene importancia por su actividad literaria encuadrada en el misticismo islámico que se conoce por sufismo. Perteneció a la cofradía de los naqsbandi, rígida en la observancia de los preceptos del Profeta, contraria a las obtusas especulaciones filosóficas, factora de la dinastía de los timúridas. El ideal ético de los naqs-bandi era la "faqr" o indiferencia hacia los bienes terrenales. Yami practicó con rigor esta doctrina viviendo con extrema austeridad en una casa sin muebles ni servidores; destinaba a obras piadosas los espléndidos donativos que recibía de sus devotos.
Sus maestros espirituales fueron Sa´d-addin de Kashgar primero, y luego ´Ubaid-Allah Ahrar, veneradísimo sufl de Samarcanda que hizo valer su autoridad cerca de los soberanos para aliviar los sufrimientos del pueblo. Una de las lecturas favoritas de Yami eran los textos místicos de Ibn ´Arabi, filósofo de doctrinas gnósticas y panteístas. Aun cuando no asumiera formalmente la función de maestro espiritual (pir), Yami ejerció un eficaz magisterio moral y predicó, sobre todo a los poderosos, justicia, rectitud y bondad. Su vida transcurrió sin acontecimientos notables; fue venerado y escuchado por todos, empezando por el soberano de Herat, Usain Baiqara (14691506), quien construyó para él un colegio (medrese) y lamentó profundamente su muerte. Tenía el título de Shaikh-al-islam, pero no ejerció efectivamente este cargo.
Una peregrinación a La Meca en 1472 demostró que su fama se extendía más allá del reino timúrida. Fue venerado por los príncipes tureomanos de Bagdad, Dyarbekir y Tebriz; en Alepo recibió un mensaje de Mahomet II, que lo invitaba a Constantinopla. Más tarde mantuvo correspondencia con Bayaceto I, que le ofreció ricos presentes. Los funerales de Yami fueron celebrados con gran solemnidad: los príncipes hijos del sultán Husain se disputaron el honor de llevar el féretro en hombros. Zunita, aunque sin fanatismo, su fama en Persia se vio mermada por el advenimiento de la dinastía escita de los safávidas. En cambio su influencia moral y literaria fue grande en el mundo turco otomano
Impregnada de misticismo, su obra incluye uno de los poemas más importantes de la tradición literaria persa: la epopeya cortés de Yusuf y Zulayja, escrita a sus setenta años. Probó todos los géneros, y dejó siete grandes poemas, tres colecciones líricas, una colección de anécdotas, una colección de biografías y una serie de obras filológicas y religiosas