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Biografía de Valerio Zurlini

Bolonia, 1926-Verona, 1982

Director de cine italiano. Perteneciente a una generación de cineastas que surge tras el estallido del Neorrealismo, y entre los que se encuentran Pier Paolo Passolini o Michelangelo Antonioni, Valerio Zurlini se destaca pronto como uno de los directores más sensibles del cine italiano. Implacable analista de los sentimientos humanos, y mirando siempre el drama individual, obtuvo un éxito fulgurante en sus inicios aunque su carrera posterior atravesaría por distintas etapas

Esa generación provenía de la Universidad o del teatro y llegó al cine buscando un medio de comunicación que permitiera dar salida a todas sus inquietudes. Zurlini se licenció en Derecho y más tarde trabajó durante un tiempo en el teatro universitario. En ese ambiente intelectual conoce a distintos guionistas de cine, quienes le animan a colaborar con ellos.

En 1948 comienza a realizar documentales, así como numerosos cortometrajes, pero no será hasta años después cuando conciba proyectos de mayor envergadura. Ése es precisamente uno de los rasgos que caracterizan su carrera: el intervalo de años que transcurre entre la realización de un filme y el siguiente, como si Zurlini necesitase de tiempo para madurar las historias que deseaba narrar


El verano violento (1959)

Magnífico adaptador de clásicos de la literatura italiana, su filmografía está compuesta por numerosas traslaciones al celuloide de novelas de Vasco Pratolini (La ragazze di San Frediano; Crónica familiar), Giacomo Leopardi (La primera noche) o Dino Buzzatti (El desierto de los tártaros). Cine donde impera la melancolía y la tristeza, pero que no desdeña las investigaciones formales sobre el acompañamiento musical, el uso del color o la dramaturgia del relato

Su debut se produce con La ragazze di San Frediano, donde se describen las aventuras de un joven florentino. El verano violento, su segundo filme, narra la historia de amor en el verano de 1943 entre una mujer de la burguesía y un muchacho sin apenas recursos económicos. Esta película le granjea una fama de radical que no se corresponde con su ideología de izquierdas, más pausada y reflexiva

Crónica familiar marca una inflexión en su carrera, puesto que obtiene el León de Oro en el Festival de Venecia y es alzado a la categoría de los grandes maestros del cine. Protagonizada por Marcello Mastroianni y Jacques Perrin, habitual en los largometrajes de Zurlini, relata cómo un periodista y escritor de izquierdas encuentra en el afecto a su hermano menor, enfermo de tisis, la razón para seguir viviendo. Curiosamente, el éxito de este filme conduce a Zurlini al ostracismo, y durante años sobrevive aceptando encargos como el drama colonialista Sedutto a la sua destra, basado en la vida del congoleño Patricio Lumumba, o terminando filmes iniciados por otros directores

Con La primera noche regresará al intimismo de sus mejores obras. Pero El desierto de los tártaros cierra su carrera con un estrepitoso fracaso de público, pese a encontrarse entre sus mejores obras. Los diez años invertidos en la puesta en marcha de este proyecto y el resultado económico final persuaden a Zurlini, quien abandona su trabajo como director, salvo esporádicos trabajos para la televisión. En 1982 fallecería de una afección intestinal, en el completo olvido

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(Berlín, 1910 - Huenfeld, 1995) Ingeniero alemán. Se le considera el inventor de la primera computadora electrónica digital totalmente funcional, la conocida como Z3 (1941). Además, fue el primero en desarrollar un lenguaje informático e introducir el sistema de numeración binario en la construcción de ordenadores

A pesar de que el tiempo le convertiría en el inventor de la primera computadora digital, los primeros pasos de Zuse en el ámbito universitario no estuvieron relacionados con la ingeniería electrónica. Comenzó a estudiar ingeniería civil en 1927, en la Universidad Técnica de Berlín-Charlottenburg, aunque antes de llegar a licenciarse cambió hasta en tres ocasiones de disciplina. Zuse no sabía si dedicarse a la ingeniería o a la pintura, que, desde muy joven, era una de sus mayores pasiones.

Cuando finalmente se decantó por la ingeniería no dejó de lado el arte. La venta de sus cuadros le sirvió para costearse los estudios universitarios. En 1935 obtuvo el titulo de ingeniero civil y se incorporó, casi de inmediato, a la empresa aeronáutica Henschel Flugzeugwerke, en la que realizó prácticas de diseño. En esa época la idea de construir una máquina que facilitase el trabajo de cálculo en el mundo científico ya rondaba su cabeza. Una de las cosas que más detestaba de su profesión era la rutina y la pérdida de tiempo que suponía el tener que realizar innumerables cálculos matemáticos

Las primeras notas acerca de la necesidad de crear una computadora datan, en los diarios de Zuse, de 1934. El mayor problema con que se encontraba era su falta de conocimientos de electrónica y transmisión. En esos años se estaban llevando a cabo en Estados Unidos diversos estudios sobre computación, pero Zuse no tenía la más mínima referencia sobre los mismos. Su idea no era perfeccionar las arcaicas calculadoras mecánicas basadas en el sistema decimal, sino diseñar una máquina que superase con creces a dichas calculadoras.

Hubo una cierta discusión acerca de la paternidad de la computadora, ya que algunos autores consideraban que el inventor fue Zuse, mientras que otros le dieron la autoría al estadounidense Howard H. Aiken. Sin embargo, ha quedado definitivamente establecido que la máquina desarrollada por este último, la conocida como Harvard Mark 1, fue diseñada y ensamblada entre los años 1939 y 1944, mientras que Zuse, en el año 1943, ya tenía totalmente completadas la Z1, la Z2 y la Z3, que sería el prototipo definitivo de computadora

Zuse diseñó la primera computadora y su plan lógico en 1936. A esta máquina le dio el nombre de V1, aunque más tarde se lo cambiaría por Z1. Desarrolló buena parte del trabajo en el salón de su casa, entre 1936 y 1938, puesto que no disponía del dinero suficiente para alquilar una nave industrial. Zuse estaba obsesionado con la idea de que las computadoras debían poder ser programadas de manera libre, lo que significaba que fueran capaces de leer y comprender una secuencia de instrucciones. Este primer prototipo de computadora era muy primario, ya que no utilizaba transmisores, sino una serie de láminas muy finas de metal que Zuse, junto a sus ayudantes, había creado y ensamblado con absoluta precisión. Además, no tenía más que una unidad eléctrica formada por un pequeño motor, y su memoria estaba constituida en bloques y compuesta por sesenta y cuatro palabras, que contenían cada una veintidós bits. Una copia de esta primera computadora digital binaria ha quedado expuesta en el Museo del Transporte y la Tecnología de Berlín


Zuse ante una reconstrucción de la Z3

La Z1 era plenamente funcional en 1938, dentro de sus lógicas limitaciones. Zuse, al comprobar el éxito que había tenido, puso más empeño en el diseño y construcción del que sería su segundo prototipo, la computadora Z2. Esta nueva máquina era una evolución de la anterior, puesto que utilizaba su misma memoria, pero incorporaba un total de ochocientos transmisores. Zuse consiguió esta cantidad de transmisores en las compañías telefónicas -donde ya no se usaban-. Con ellos pudo construir las unidades aritméticas y de control. Cuando comprobó que la utilización de transmisores era beneficiosa para el invento, poco antes de que estallase la Primera Guerra Mundial, comenzó la construcción de la Z3, que quedó completada en el año 1941

Aunque en 1940 Zuse había fundado su propia empresa en Berlín, la Zuse Apparatebau, para el desarrollo de sus máquinas, las restricciones que sobrevinieron con la guerra le obligaron a aceptar la financiación particular de sus amigos, así como la aportación económica del propio gobierno nazi. A pesar de las penurias a las que estaba sometida toda la población, Zuse terminó su prototipo en 1941, por lo que la Z3 se convertía en la primera computadora electrónica digital totalmente funcional

Zuse comprendió que la máquina podía mejorarse, pero que, pese a ello, él había puesto las bases para el desarrollo de la moderna computación. Tenía claro que su próximo proyecto, la Z4, debía marcar la pauta para el desarrollo posterior de este tipo de aparatos. Pero los bombardeos efectuados por las tropas aliadas sobre Berlín fueron un gran revés para Zuse, ya que destruyeron las tres primeras máquinas, la Z1, la Z2 y la Z3. También perdió gran parte de sus diseños y de las fotografías de las máquinas. Pasado el tiempo, Zuse decidió reconstruir sus primeras computadoras; esto ha permitido que la Z3 se encuentre en la actualidad en el Deutsches Museum de Berlín

Poco antes de acabar la guerra, Zuse se encontró con una compañía destruida por las bombas y con el único consuelo de haber podido salvar la Z4, la más sofisticada de sus máquinas. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, y al comprender lo peligroso de permanecer en Berlín, decidió trasladarse a Gottinga con su máquina. Allí continuó con sus trabajos en el laboratorio del Instituto Experimental de Aerodinámica. Pero tampoco Gottinga se libró de los bombardeos aliados, por lo que Zuse tuvo que trasladarse de nuevo a una pequeña villa de Baviera llamada Hinterstein.

Allí pudo finalizar su tarea de construcción en el año 1946 tras cuatro años de su comienzo, mucho después de lo que había previsto en un principio. La máquina, mucho más sofisticada que las anteriores, era la primera computadora ideada para ser producida en serie. Sin embargo, su fabricación quedó estancada por las consecuencias económicas de la guerra. En el año 1950 Zuse decidió que la funcionalidad de la computadora debía ser probada en alguna institución científica, por lo que la envió al Instituto Politécnico Federal de Zúrich. La máquina se probó allí con éxito y fue utilizada por esa misma institución y por el Instituto de Matemáticas Aplicadas de la ciudad suiza hasta 1955

En 1949 Zuse se estableció en la ciudad de Neukirchen, donde volvió a fundar su empresa de computadoras, ahora con el nombre de Zuse KG. En un principio tuvo varios socios, pero más tarde decidió establecer una empresa familiar en la que sólo participaría su mujer. La fundación de la compañía fue ciertamente relevante, al ser la primera empresa alemana dedicada a la fabricación masiva de computadoras. En 1957 Zuse tuvo que trasladar la fábrica a Bad Hersfeld, ya que la antigua se le había quedado pequeña.

Sus investigaciones se centraban, en esos momentos, en el desarrollo de un lenguaje de programación para sus computadoras. El sofisticado programa que creó, llamado Plankalkül, aplicaba los estados puros para el cálculo numérico y utilizaba las reglas de la lógica matemática. A pesar de que la versión final del programa ya estaba terminada en 1946, no fue publicada hasta 1972 en el Gesellschaft für Mathematik und Datenverarbeitung. Zuse se refería a sus programas como Rechenplans (Planes informáticos) y con ellos llegó incluso a crear un juego informático de ajedrez

A partir de 1949 y hasta 1964 Zuse estuvo enfrascado totalmente en el desarrollo de su fábrica, ya que se encontró con el problema de obtener las patentes de sus propias máquinas, destruidas durante la Segunda Guerra Mundial. Ello le obligó a reconstruir la Z3, la más importante de las computadoras, entre 1960-1961, ya que ésta era la matriz para las siguientes. Con la patente se quería asegurar los derechos sobre las máquinas que se construyeran en Alemania y en el resto del mundo, y para ello tenía que demostrar que eran funcionales cuando fueron destruidas. La reconstrucción de la máquina tenía cinco metros de largo, dos de altura y ochenta centímetros de ancho.

Sin embargo, el tribunal de patentes alemanas no falló hasta el año 1967 y, cuando lo hizo, no fue a su favor, por lo que Zuse perdió una importante fuente de ingresos. La tardanza del dictamen judicial le impidió hacer frente a las deudas que había contraído y no tuvo más remedio que vender su compañía a la Siemens AG, donde se le concedió un puesto de consejero, que ocupó hasta 1969. A pesar del revés que supuso la sentencia de los tribunales, el mundo científico reconoció a Zuse como el inventor de la primera computadora digital automática completamente funcional

Desde entonces Zuse se volcó en la pintura y la redacción de su autobiografía. Desde el año 1964 y hasta 1970 expuso en algunas de las más importantes galerías alemanas bajo el seudónimo de Kuno See, puesto que no deseaba que se relacionase su pintura con sus inventos en el mundo de la ingeniería. Terminó la redacción de su autobiografía en el año 1970. En ella afirmaba, de forma metafórica, que el universo consistía en millones de microordenadores que trabajaban en paralelo

La importancia de Zuse en el campo de la ingeniería y de la ciencia en general quedó reflejada en los innumerables reconocimientos académicos que recibió a lo largo de su vida. En 1965 se le otorgó el Premio Siemens de Alemania, el galardón tecnológico más importante del país y uno de los más significativos del mundo. Ese mismo año recibió, en Las Vegas, el Harry Goode Memorial Award junto a Stibitz. Asimismo, Zuse fue investido doctor honoris causa por numerosas universidades alemanas y europeas. Hoy día existe en Berlín el Konrad Zuse Zentrum für Informationstechnik, dedicado a la informática científica

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